Capítulo 2

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10 AÑOS DESPUÉS

Una alarma sonó, obligando que el chico que dormía en la habitación tuviera que levantarse. Eran las tres de la mañana, muy temprano, pero debía de salir de la cama ya que sino, perdería el vuelo en compañía de su padrastro.

Se sentó al bordel del colchón, se frotó los ojos y luego encendió la luz de la lámpara postrada en la mesita de noche, iluminando el cuarto. Comenzaba a pagar la trasnochada que se había pegado horas antes, pues sus compañeros de la preparatoria le habían organizado una fiesta de despedida, ya que después de diez años, volvía al lugar donde nació; Japón.

—Joder —espetó, desordenando su albino cabello.

Sus maletas ya estaban listas, solo debía tomar un baño y cambiarse.

Se dirigió al baño, ahí mismo vio su silueta en el espejo existente. Bufó, ya que descubrió que tenía un chupete en el área de su clavícula derecha. Sabía quién había sido la responsable, y se trataba de su ahora ex novia, con la que había durado dos largos años en una relación formal. Ambos se habían dado una despedida un tanto... fogosa, y era obvio, no se volverían a ver las caras hasta dentro de muchos años, quizá él ya habría acabado su carrera universitaria para entonces.

No queriendo perder más tiempo, se deshizo de sus ropas y se adentró a la ducha. En menos de una hora, ya estaba listo.

Revisó de nueva cuenta sus maletas. En la pequeña mochila que llevaría consigo en el avión, yacía una fotografía de una mujer albina y de iris rojos como un granate, sonreía tan sinceramente.

—Pronto estaré de regreso, mamá —le habló a la imagen. El chico hablaba en ruso.

Sena —la voz de un hombre se escuchó del otro lado de la puerta de la habitación. El nombrado guardó todo de prisa y se dirigió a abrir, encontrándose a un varón de cabellos azabaches e iris grises—. ¿Estás listo?

—Sí —asintió.

—Bien. Ve subiendo tus maletas a la cajuela —ordenó sin sonar brusco.

—Vale, Ethan —Sena no tardó en hacerle caso.

Llevaba dos maletas, una en color negro y la otra en color rojo. Las tuvo que bajas de una en una porque pesaban, le costó pese a tener una fuerza sobrehumana, cuando lo logró, las sacó al enorme garaje de su futuro ex hogar, para subirlas no batalló mucho. A los minutos, apareció Ethan con las suyas, a quien lo ayudó a meterlas al auto.

—¿Estás seguro de mudarte? —preguntó. Ya había perdido la cuenta de cuántas veces le había preguntado aquello—. Puedes quedarte aquí en Rusia, podrás seguir estudiando con normalidad, del dinero no debes de preocuparte, yo te mandaré semana con semana.

—Ya te he respondido eso —dijo—. Voy a regresar a Japón, no hay vuelta atrás. Sé que mi madre te pidió mudarte en aquel entonces para protegerme, pero ya no soy más un niño, y ya ha pasado una década. Estaremos bien.

Ethan alargó un suspiro. Sena tenía un punto, pero aún así el miedo lo invadía, sabía que jamás podría perdonarse si algo le pasaba al hijo de la mujer que más amaba.

—Vámonos, mocoso.

—¡Hey! —exclamó, indignado, pero aún así subió al coche.

Al cabo de una hora, llegaron al aeropuerto. Nadie los esperaba, puesto que si bien su estadía en tierras japonesas sería larga, no sería para siempre, tarde que temprano iban a volver a Rusia por el trabajo del oji gris.

—¿Te despediste de Ekkaterina? —preguntó Ethan.

Ekkaterina era su ex pareja.

—Bastante bien diría yo —sonrió con manía.

Un Amor del Futuro (Hanyō no Yashahime) | Sesshomaru × Tú | EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora