Capítulo 5 (leer nota del final)

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Llegando a la cabaña de la anciana Kaede, otra vez, esta misma nos dio de desayunar. Tuve que reprimir la cara de asco que se estaba por plasmar en mi rostro al ver el alimento en el cuenco frente a mí. Con esto de encontrarme en una era donde la guerra era el pan de cada día, la gente se tenía que adaptar a las condiciones que la situación les otorgaba, y bueno, no precisamente la comida era la mejor, pero joder, tenía hambre.

-Tanto te conozco que puedo decir que la comida no te agradó -me habló Nicholas. Yo solo lo observé de reojo, mas no le contesté.

Tinti ti cinizci. No me veía desde los siete años, lobo demonio idiota.

Después de desayunar, mis hermanas y yo fuimos hasta la aldea en donde Moroha vivía. Ya sabíamos que la azabache era una cazarrecompensas, y todo porque tenía una deuda que saldar con un tipejo de nombre Jyubei.

Si yo era alto, este tipo parecía haber sido parido por gigantes.

Bueno, no tan así, pero para ser asiático, era demasiado alto.

-Esas perlas que ustedes tienen, ¿qué son? -interrogué. La oji café tenía la suya, que era una roja, en una almeja con un tinte rojizo.

-Esta la tomé del cadáver de uno de los cuatro peligros -me respondió-, no sé tus hermanas.

Towa y Setsuna se miraron mutuamente para proceder a alzar los hombros en señal de que no sabían.

Ah.

Para colmo, se hablaba de los cuatro peligros. Los subordinados de confianza del famoso Kirinmaru del Alba.

-Ahora que lo mencionas -habló el hombre alto-. Hay una persona que se está robando los esqueletos de la gente, se piensa que se trata del hijo de Tokotsu, Jakotsumaru.

¿Ah?

-Acaba con él y se te pagará, así podrás restar los números de tu deuda.(¹)

-¿En serio? -pareció que le brillaron los ojos a Moroha.

No quiero entrar en detalles, pero al Setsuna ser una cazadora de demonios, su nuevo trabajo era vencer a la misma persona que se le había encargado a la un cuarto demonio, así que esa misma noche fue a hacer su labor, pero dos ciertos albinos metiches se le unieron en su travesía nocturna.

Sí, hablo de Towa y yo.

-¿Cómo mierda puedes ver con esta oscuridad? -pregunté desde el otro lado de un puente. Habían unas personas en medio de este mismo, se escuchaba las voces de hombres adultos y la de un joven.

Fui ignorado.

Perfecto. Muchas gracias.

Mis espadas, las cuales las tenía en la espalda, comenzaron a temblar como si estuvieras siendo atraídas hacia algo. O más bien, alguien.

El hijo de ese demonio que no conocí las tenía ahora entre sus manos. Nicholas, quien yacía a mi lado, me observaba a mí con incredulidad.

-¿No que tú elegías quién las podía utilizar? -solté, indignado.

-Yo tampoco entiendo cómo las está agarrando como si nada -me aclaró.

-¿Con quién hablas? -preguntó Setsuna.

Ahora fue mi turno de ignorar. Venganza.

-Hey, tú, ¡idiota! -le grité, comenzando a correr detrás suyo.

-¡Sena! -me llamó Towa.

-¡Tiene mis espadas! -señalé. Fue lo último que dije antes de centrarme en no perder esas preciadas armas.

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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Un Amor del Futuro (Hanyō no Yashahime) | Sesshomaru × Tú | EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora