Después del engaño y abandono de su padre Roma, Iris su hermana y su madre Marissa deciden iniciar de nuevo en otro lugar.
Roma Cedaño siente que nadie la quiere y odia la forma en la que la perciben, sólo tenía dos amigos reales en su otra cuidad...
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Estaba atravesando el sol por las ventanas y cortinas de la habitación de las hermanas Cedaño.
— ¿Cómo amaneciste? — preguntó una adormilada Iris.
— Mejor que papá, durmiendo de nuevo en el carro. — dijo remarcando "de nuevo".
— Vamos a darle de comer a Thor.
— Qué raro... — su hermana la miró — No está llorando en la puerta.
— Cierto. — bajo las escaleras Iris sin tomarle importancia, mientras Roma iba al baño.
Al cerrar la puerta del baño, se oyeron unos pasos muy a apresurados tocar la puerta del baño sin cesar.
— Espérate, estoy en el baño. — habló rodando los ojos.
— No es eso, apúrate. — Iris exigió.
— Cállate. — contestó ya muy enojada la otra hermana.
Roma se lavo la más manos mientras se quejaba en voz baja.
— Ahí está el baño, tómalo. — respondió enojada, pero su hermana la tomó del brazo y la llevó hasta la sala — Me duele, Iris.
— Mira esto.
La sala estaba hecha una basura, había dos jarrones en el piso, la mesa del comedor tirada igualmente y la televisión con un hoyo, que al parecer era de un golpe.
— No está la camioneta. — Roma checo por la ventana y era cierto. — Y tampoco Thor.
— ¿Qué...? — cuestiono asustada, tallándose la cara en señal de nerviosismo.
— ¡Ay mis niñas!
Las dos jóvenes voltearon a ver a su mamá que estaba en las escaleras.
— ¿Qué pasó anoche?
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Su madre les explicó cada detalle de la gran pelea con su padre; resulta que Niamh, el padre de las hermanas, tenía una amante; el cual el negaba. Marissa, la mamá, lo descubrió y de ahí la pelea.
