Después del engaño y abandono de su padre Roma, Iris su hermana y su madre Marissa deciden iniciar de nuevo en otro lugar.
Roma Cedaño siente que nadie la quiere y odia la forma en la que la perciben, sólo tenía dos amigos reales en su otra cuidad...
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Después que el timbre de salida sonará, Roma espero a que su hermana saliera de su última clase en la entrada principal.
— ¡Antigua! — Roma se dio media vuelta confundida.— ¡Antigua Roma!
— No me gusta ese apodo Demetri. — dijo dándole a una sonrisa de forma de saludo a Eli, después ella camino unos metros para dejar de estorbar a los estudiantes que venían saliendo.
— Pero es original. — Contestó él.
— Es raro. — Hizo un falso gesto de molestia.
— ¿Y qué? — Demetri dijo encogiéndose de hombros. — Somos raros. — Roma dio una sutil risita.
— Hay que ir a casa, mamá llega temprano hoy. — Le habló a su hermana, pero en instantes segundos la mirada de Roma se desvío en dirección a Miguel. — ¡Hasta luego Miguel! — El morocho se volteó y se despidió desde lejos con una gran sonrisa.
— ¿Qué? — Cuestionó indignada Iris alargando la última vocal.—¿Eso es todo? ¿Un "Hasta luego"? Patético.
— Cállate Pitufina. — Demetri soltó una carcajada que fue callada con la penetrante mirada de Iris.
— Con que así nos vamos a llevar, Fiona.
— Traductor. —Mencionó Demetri, ya que este no entiende el español muy bien, pero fue ignorado.
— Nos vemos chicos, cuídense. — Se despidió Roma.
— Oigan. — Iris llamó la atención del par de amigos. — Acuérdense que me tienen que decir como es el lugar. — Los dos asintieron.
Las hermanas empezaron a caminar, un poco lento y en silencio, hasta que Roma le hizo una pregunta.
— ¿Qué lugar? —Pregunto con curiosidad.
— El lugar donde entrena Miguel.
—¿Van a ir? — Preguntó sorprendida.
— Según, la verdad no creo que Demetri quiera ir, es un coyon. — Roma soltó una pequeña risita.
Una bicicleta pasó por delante de ellas, casi atropellandolas, el chico que la manejaba se dio cuenta, bajó de esta y se dirigió hacia las chicas.
— ¿Están bien?
—Si, lo estamos, ten más cuidado — Hablo Iris. — Chamaco menso.
—Chaparra grosera. — Contestó él.
— ¡Oye! Más respeto, peliteñido. — respondió un poco ofendida y sorprendida Iris.
— ¿Devon? — preguntó asombrada la otra hermana.
— ¿Roma?
— ¿Conoces al peliteñido? — dijo Iris dirigiéndose con una ceja alzando hacía su hermana.
