Especial de 4 millones de lecturas cap. 46 y 47

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Nota de la autora: Bueno lo prometido es deuda a pesar que me demore un monto porque este especial era para los dos millones, pero bueno aquí esta y es largo porque se mezcla un poco el capituló 45, 46 y 47 para que entienda también su punto de vista como fue cuando estuvo con Anastasia la primera vez y este especial lo votaron ustedes misma así que disfrútenlo y no lloren porque esta algo corta vena.

Azote con fuerza la puerta de mi dormitorio y me tire en la cama porque no entendía nada de lo que estaba pasando Anastasia, quiero entenderla y apoyarla, pero cada vez que intento acercarme a ella se aleja de mí como si fuera una maldita plaga. Y esto me duele mucho su rechazo, no obstante sé que algo me está ocultando lo puede sentir hoy cuando nos quedamos solo en salón y aún puedo recordar la conversación y nuestro beso, sé que ella aún me quiere.

Me pasó una mano por la cara y recordando nuestra conversación en salón que ha sido la más larga que hemos tenido desde que llegó de nuevo Barcelona:

Tome un mechón de su largo pelo castaño y ella soltó un pequeño suspiro al observar mi gesto. Me aclaré la garganta antes de hablar:

—Te sigo queriendo Anastasia y con mayor intensidad y eso duele. Siento que mi corazón me traiciona porque yo debería odiarte, pero no puedo cómo podría odiarte.

Solté un pequeño suspiro de frustración porque sé que me he comportado mal con ella desde que ella llegó, pero no sabía cómo actuar durante 3 meses me dejo sin ninguna explicación de su parte. Me sentía muy mal conmigo mismo porque no sabía qué error había cometido para que ella me dejara de esa forma tan brusca y con una nota que no me decía nada.

—Solo tengo que mirarte para saber que jamás podría odiarte aun cuando yo mismo lo quise creer—terminó de hablar.

Ella abre sus ojos con sorpresa.

—Es que yo...—niega con su cabeza—. No puedo—susurra con voz rota.

Ella se levantó de mi regazo y tomó sus cosas. Me quedé quieto observando atentamente sus movimientos porque no quería presionarla más. Ella comenzó a caminar a la salida, pero se detuvo unos segundo antes de regresar donde estaba yo.

Ella toma mi cara entre sus manos y me da un fugaz beso que me deja sorprendido.

—Diego—, susurro—. ¿Qué pasaría si te digo que no me quería ir? ¿Qué pasaría si te digo que yo no me quería ir de tu lado? Tal vez fue por motivos mayores que no puedo decirte.

Me levanté de la silla y me acerqué a ella porque quería abrazarla con fuerza y repetirle una y otra vez que: «Estaría con ella y que no la dejaría caer, que si caemos nos levantaremos juntos como pareja.»

—Te perdonaría, Anastasia me tienes aquí —me acercó a ella—. Me tiene aquí ahora como siempre Anastasia.

Nos quedamos callados por unos segundo y di un paso hacia ella en donde la punta de nuestras zapatillas chocó.

—Eso suena bonito, ¿verdad? —Susurro con voz rota, y sus ojos se empañaron.

Trague duro porque no me gustaba como estaba Anastasia en estos momentos, no es que no estuviera guapa porque Anastasia es bonita hasta cuando llora con su nariz roja, no, estaba más pálida con más ojeras e incluso había perdido unos 4 o 6 kilos.

Ella se giró para huir de mí, pero la tomó de la mano y se quedó quieta en el lugar.

—¿Quién te está haciendo daño? —Pregunté con un tono de voz algo enojado.

Hermosa RendiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora