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—Sabes Gabriel, tal vez no quieras mi dinero, pero mis bisnietos. Mis bisnietos pueden quedarse con el cuando sean mayores de edad. —Mi nonno miro a Gabriel—

—Estoy algo ocupado Nonno, hablaremos de eso después. —Gabriel salió rápidamente—

—¿Aún sigues con esa idea, nonno? —pregunte con una sonrisa— Está más que claro que mi cugino no quiere apoyo en ese aspecto. —dije—

—Lo se Guido, pero yo quiero darle todo a mis bisnietos. —aprete mis puños con enojo—

—Pero nonno...—fuí interrumpido por un trabajador—

—Guido, ¿Puedes venir a verificar si esto está correcto? —preguntó—

—Voy en un momento. —susurre— Hablaras de esto con Gabriel más tarde.





Apenas llegué a casa mire mi lista.

Hasta el momento no he cumplido dos de la lista...¿o tal vez tres?

NO enamorarse de absolutamente nadie.

No, yo no estoy enamorado de nadie.

La imagen de aquel chico, llegó a mi mente.

—Si que estoy jodido. —murmure, para después anotar algo en mi lista—

⁸. Matar a los trillizos

Realmente no quiero acudir a esto, pero si no tengo otra opción...lo haré.

—¡Guido, baja, tu cugino está aquí y trajo a Dani! —exclamo mi abuelo—

Escondí de nuevo mi listado, acomode mi atuendo y baje con la mejor sonrisa.

—¡Cugino, Dani! Que gusto verlos de nuevo. —abrace a cada uno— ¿Cómo vas con tu embarazo, Dani?

—Muy bien gracias a Dios. Todo está saliendo de maravilla, salí de los momentos de riesgo, sin embargo aún debo cuidarme.

Asentí.

—Bueno, vamos a cenar, ya tengo mucha hambre.

La cena transcurrió con normalidad, habían muchos temas de los cuales hablar.

—¿Ya pensaste en lo que te dije en la tarde? —preguntó mi nonno, llamando la atención de todos—

—Nonno, Gabriel y yo platicamos sobre eso, y agradecemos la manera en la que quiere apoyarnos. Sin embargo, no necesitamos ese dinero, ni nosotros, ni nuestros hijos. El único apoyo que necesitamos de ustedes, es el amor y el cuidado para mis trillizos una vez nazcan. —la mujer sonrió—

—También no vemos justo esto. Tu herencia debería quedar solo en el nombre de Guido. El ha estado contigo desde que era un niño. —Gabriel me sonrió— Se que él podrá llevar más lejos todo esto.

Gracias...

—Tienen razón, sin embargo eso no significa que le compraré cosas a mis bisnietos. —mi nonno sonrió—

—Y yo un tío-primo que los consienta mucho también. —sonreí—

Honestamente dentro de mi, algo, no quería hacerle daño a esos niños.

Realmente quiero verlos y poder cargarlos. Verlos crecer.

Regrese a mi habitación y tache eso.

Esos niños, no los volveré a anotar en esta estúpida lista.

Matar a los trillizos |x

𝐋𝐚 𝐝𝐞𝐛𝐨𝐥𝐞𝐳𝐳𝐚 𝐝𝐢 𝐆𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐌𝐮𝐬𝐬𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora