Capítulo 23

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Sara López

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España, 04 de diciembre del 2025

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El sol dio en el rostro de Sara mientras observaba por la ventana de la habitación que habían alquilado.

No había podido pegar el ojo en lo que quedaba de la noche. Después de haber hecho retiros alrededor de toda la ciudad para tener efectivo por si las cosas empezaban a salir mal la tenían agotada.

Samuel también se había mantenido despierto cuidando de sobrino y acompañándola en todo el trayecto negándose a dejarla sola.

—No te dejaré, me ayudaste y estaré contigo hasta el final.

—¿Aún si eso los pone en peligro?

—Si lo que sabes es cierto, ya estamos en peligro de todos modos.

Su lealtad para con ella le ponía sobre sus hombros una presión terrible.

Era tortuoso tener que ser una líder. Bueno, lo había sido para las chicas de su red, pero era distinto. Todas vivían en distintos países y hasta hace menos de un mes nunca había tenido que ponerse al frente como tal.

Sara no quería eso. No de la manera de la que Samuel quería seguirla y arriesgarse junto a ella.

—Yo tomo mis decisiones y sé los riesgos que estoy corriendo —le había dicho el chico— Ahora estamos más seguros contigo que en la calle solos.

Culpaba a su boca por decirle lo que sabía, pero a la vez no.

Todo era tan difícil y lo peor era que no sabía qué hacer a continuación.

No se había registrado en su base desde la noche anterior y tampoco se atrevió a abrir su computador para hacerlo.

¿Por qué? Era fácil. Sabía que tenía el tiempo contado en esa habitación y si sucedía una emergencia la batería que llevaba era su única salvación si necesitaba usar su laptop.

«Malditos cuartuchos que no tienen lo que uno busca». Ahora entendía más a Ha Neul y su situación.

La puerta del cuarto se abrió mostrando a Samuel que había salido por comida para ellos después de verla despierta.

—Espero que te guste, fue lo único decente que pude conseguir por acá —le dijo poniendo las cosas en la mesa.

Sara hizo una mueca ante el comentario, y no por ello en sí, sino porque esa era la zona donde su hermana estaba viviendo con Alexa.

«Dios, que vida le estaría dando a su pequeña sobrina».

Alexandra no era material para madre, el que vendiera a su propio hijo lo decía todo— Guarda mi parte, ya vuelvo.

Tenía que irse. No iba a esperar más.

—¿A dónde vas?

—Al único lugar donde esta el motivo de que estemos acá —le respondió Sara a Samuel que le soltó el brazo por el que la había tomado.

—Primero desayuna, quién sabe si esta será nuestra última comida —le dijo el chico y aunque tenía razón Sara negó. No podía comer con todo el estrés que llevaba— Por favor.

—Lo haré cuando regrese —prometió mientras se soltaba del agarre que tenía.

—¿Quieres que haga algo?

—No, esto debe ser fácil —le respondió Sara antes de salir.

Caminando calle abajo, ignoró a todas la personas que se la quedaban mirando por su gabardina. La cosa no era nueva, pero funcionaba para mezclarse o al menos eso pensó mientras iba a la casa de su hermana.

GENERACIÓN Z: La persecuciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora