Capítulo 29

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Liliana Castro

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Perú, 15 de diciembre del 2025

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El sol estaba en su punto máximo dejándola casi sin sombra por donde caminar, aumentando así la fatiga que sentía absorbiendo las últimas fuerzas que le quedaban.

¿Y es que acaso eso sería lo último de ella? 

Tanta pelea que había dado en los últimos días defendiendo a otros, ayudándolos a escapar mientras ella se quedaba atrás hasta que ya no tuvo más opción que correr, solo para acabar tirada en el suelo en medio de cerros sin nadie que la apoye.

«Sola, como siempre», pensó apoyándose en un árbol.

Aunque la sombra no era mucha la ayudaría a relajarse un poco y que su cuerpo dejará de sentirse como si estuviera afiebrado.

—Solo un momento. Solo un momento —se repitió mientras se sentaba.

No podía darse el lujo de descansar por mucho tiempo, ya que, los malditos policías que los seguían tenían drones buscándolos.

«Imbéciles».

Liliana no podía creer que ni aún así pudieran dar con ellos y la mayoría estuviera logrando escapar.

—Y tú también vas a escapar de ellos —dijo una voz a su lado trayendo lágrimas a su rostro mientras cerraba los ojos.

«Estoy delirando».

—No estas delirando...

«Por supuesto que no», pensó con sarcasmo.

—Vamos, ponte de pie. No puedes rendirte, Lili, eres fuerte —volvió a hablar esa persona haciendo que un nudo se formara en su garganta impidiéndole responder— Lili, mírame —le pidió la voz y ella negó llorando.

No quería abrir los ojos y decepcionarse al no encontrar a la dueña de esa voz a su lado, no podría soportarlo.

—Hermanita, mírame —rogó de nuevo esta vez con un tono dulce, como si entendiera su miedo y quisiera convencerla poco a poco de superarlo— Lili...

—No —negó moviendo su cabeza desesperadamente— Si te miró te irás, eres una alucinación que mi cabeza está creando —dijo llorando a alma viva hasta que sintió una mano tocar la suya.

—No me iré, Lili, te lo prometo.

—Ya te fuiste —le recordó— Yo te enterré ¡Yo enterré tu cuerpo hace años! —gritó aferrándose a la mano sobre la suya— ¡Yo te vi muerta en ese cajón!

—Lili...

—¡Yo tuve que ver como te bajaban y ponían tierra sobre tu ataúd! 

—Lili...

—¡Yo tuve que aguantar mis lágrimas y llorar en silencio porque tenía que ser fuerte para Lis solo porque tú ya no estabas! 

—Hermanita...

—¡Te fuiste! ¡Nos dejaste! ¡Arruinaste la familia con tu muerte! —la culpó arrepintiéndose al instante de sus palabras; sin embargo, no podía disculparse.

Aunque su corazón le gritará que lo hiciera las palabras no salían de ella, por el contrario quería gritarle más.

—¡Me dejaste sola! ¡Me dejaste sola con Lis!

Su hermanita pequeña. La niña nerd de su familia. La que siempre la esperaba en casa y tenía una sonrisa para ella a pesar de las dificultades. Aquella persona que tuvo que aguantar sus gritos y los de sus madre, las constantes peleas y discusiones. La que se quedó sola en casa y murió...

GENERACIÓN Z: La persecuciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora