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-que mierda queréis- suspire, nunca me habia alegrado tanto de oírle -estaba duchandome-

-¡¿PUEDES ESTAR UN MES ENTERO OLIENDO A ESTABLO Y JUSTAMENTE DECIDES DUCHARTE HOY?!- tuve que apartar el teléfono de mi oído ante el grito de Izzy

-calma esa mala vibra, Iz, desde aquí oigo como te palpita la vena de la frente- me lleve la mano al pecho intentando que la presión se reducirá -¿me podéis explicar que pasa?- se oyó un murmuró de voz masculina
-¿eh?- otro murmuró -nah, ¿como va a ser porque han venido a buscarte?- silencio

-no me jodais-

-aun no es seguro- pero Evan ya lo escuchaba

-¡hagan sus apuestas! nos persigue una banda de científicos locos, ¿nos mataran? ¿experimentaran con nosotros? ¿nos van a inyectar meado de Alien? ¡quién sabe!-

-tal vez tengas suerte y eso último te agranda la polla- Max reprimió una risa ante la broma

-muy gracioso, Alec, muy gracioso- antes de que el rubio pudiera responder al sarcasmo una sexta voz se oyó

-no solo científicos- la voz de Ethan sonó lejana -vienen con algo-

-ah, que se han traído a sus criaturitas sacadas del pasillo del terror para matarnos- se oyó ruido por su linea -bueno, voy a por la lejía, de repente me han entrado ganas de que mi estómago experimente su propia explosión radioactiva- Alec intento pararlo

-no no no, eso no es una opción. vamos a jugar hasta el final, además, prometimos a nuestro extraño amigo ayuda ¿Quién somos nosotros para romper nuestra promesa rindiéndonos ante nuestra cobardía?- todos nos quedamos en silencio absoluto

-tu solo quieres ver si el resto de experimentos también te ponen-

-adoro que me conozcas tan bien, Izzy, tal vez es que estemos predestinados-

-predestinado tienes un zapatazo en los dientes- de repente mi cerebro captó un sonido que hizo que me tensara. Movimiento.

Giré la cabeza hacia la ventana, parecía venir de fuera así que cogí aire como si se tratara de la última inhalación de mi vida y me levanté para ver de qué se trataba.

Mis ojos se movían nerviosos siguiendo el paso de lo que se movía por la calle
-chicos, mirad por vuestras ventanas-

...
el hombre bajo la escalera haciendo que la madera chirriara bajo sus zapatos hasta abrir la puerta del sótano. Dentro se oyó como una silla se arrastraba hacia atrás seguido de una respiración irregular y acelerada.

Movió su cuello en círculos intentando quitar la tensión acumulada de este y prepárase para lo que venía a continuación.

Volvió a centrar la vista en la oscura habitación
-¿y bien?- un chico pálido salió de la oscuridad y por un momento al hombre le pareció que sus ojos de un azul hechizante iluminaba el cuarto

-no ha tenido que ver y mucho menos es él- se encogió de hombros -pero eso es algo que ya os dije en su momento- ignoro ese comentario y le dirigió una sonrisa torcida

-¿lo has olisqueado como el buen chucho sarnoso que eres?- su delgado rostro mantuvo la expresión seria, casi aburrida.
Le aguanto la mirada unos segundos antes de bajarla con un suspiro cansado y apartarse las ya largas greñas de la frente. En su momento fue lo que más le llamó la atención, parecía que la capa de debajo había sido decolorada hasta el blanco mientras arriba se había mantenido su color castaño oscuro natural, le costó creerse que nunca había sido tintado.

-de echo sí, por eso he confirmado lo que llevo sabiendo desde que lo vi- lo señaló con la cabeza -habéis secuestrado a alguien innecesariamente, lo habéis torturado innecesariamente y ahora hay que matarlo innecesariamente- el chico atado reacciono ante aquel comentario acelerando aún más el ritmo de su respiración pero el hombre lo ignoró apretando la mandíbula, odiaba que lo trataran de idiota, y si lo hacia de un chico que apenas cumpliría los 19 la cosa empeoraba 

-¿acaso te crees inteligente, niñato?-

-¿acaso te crees que por haber sido militar y haber estado en la guerra has visto cosas horribles?- Z se mofó -mírame, no tienes ni idea de lo que es capaz la raza humana, comparado con lo que yo he vivido lo tuyo me resultaría un simple paseo- apretó los puños, su escuadrón había visto cosas por las que se habría arrancado los ojos antes de que se les ofreciera ese trabajo, y aquel chico no era nadie para poner eso en duda.

Antes de darse cuenta de lo que hacía había eliminado cualquier distancia y lo tenía cogido del cuello, ejerciendo la suficiente fuerza como para que sus dientes empezaran a afilarse entre gruñidos e inhalaciones fallidas -no sabes lo que deseo que hubieras muerto en aquella explosión-susurró entre dientes antes de soltarlo y dar unos pasos hacia atrás dejándolo encorvado mientras tosía, acariciándose el cuello por el que uno moratones en forma de dedos empezaban a resaltar en su blanca piel, levanto la vista hacia él 

-parece que es en lo único que coincidimos, Girsen- Z se acabó de levantar como pudo -ahora sal de aquí para que pueda eliminar cualquier prueba de vuestro patético error- el exmilitar no se movió haciendo que el chico levantara las cejas -oh... ¿quieres verlo?- soltó una carcajada, otro extraño detalle de él, su voz, rota y áspera, como si tiempo atrás hubiera gritado hasta romper sus cuerdas vocales. Rick Girsen se mantuvo en su sitio -tú mismo, hombre valiente- giro sus hombros hacia delante mirando hacia el chico en la silla -solo intenta no vomitar cerca de mi, me asquea el olor- después de eso salto sobre el chico soltando un gruñido inhumano. 

Se obligó a mirar, mantuvo sus pies fijos en el suelo y sus oídos abiertos ante los gritos y el sonido de la carne desgarrada.

La sangre empezaba a llenar el suelo en un charco oscuro y espeso.

 Ignoró los espasmos de su cuerpo, la necesidad de girar su cuello para apartar la vista de la escena, el nudo en su garganta, las manchas oscuras que empezaban a nublar su visión.

De repente había dejado de estar en esa habitación, su cuerpo estaba parado en medio de el campo de batalla, rodeado de cuerpos sin vida y con el murmullo de las metralletas y los gritos a su alrededor.

Quiso llorar, huir, dejarse caer en el suelo y esperar la muerte. Pero nada era posible, estaba inmóvil, como muerto en vida.

Volvió en sí y se dio cuenta de que los gritos habían cesado y que lo único que se escuchaba era el sonido de la carne siendo arrancada y roída de los huesos. 

El enrome perro se giró hacía él, sus ojos azules en los que aún se podía apreciar humanidad, su pelaje castaño y blanco, sus afilados dientes tintados de carmesí al igual que sus patas, incluso un trozo de carne en la comisura de su boca, fue lo que su cuerpo necesito para que su estomago saltará y el tuviera que salir de la habitación a vomitar, le dio el tiempo justo a soltarlo todo al pie de la escalera.
Escupió al tiempo que oyó unos pasos a su espalda

-bueno, has tenido el detalle de que no fuera en la habitación- miró por encima de su hombro para verle pasarse el pulgar por el labio inferior limpiando la sangre ajena de este antes de lamerlo y hacer una mueca
-no ha sido mi mejor comida, aunque no esperaba más, ese chico apestaba a comida rápida y marihuana- sus manos y los alrededores de su boca seguían repletos de sangre la cuál empezaba a secarse.
Le echo una última mirada antes de subir las escaleras -cuando te recompongas avisa a alguien para que limpie, como se noten olores raros vamos a volver a meternos en líos- sin más, abrió la puerta y se perdió en la casa.

~~
CHAN CHAAAN

lo de el narrador omnisciente puede que pase más adelante en otros capítulos ya que mi idea principal de la trama se acaba de desmoronar y remontar de forma diferente

you are not ready for this :)

peeero anyways, NUEVOS PERSONAJES Y NO PRECISAMENTE CORRIENTES

y.. que habrá visto Lyla en la ventana uuu you don't know *risa malvada*

nos vemos pronto preciosxs
• T a n a•

detrás de los ojos amarillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora