-8-

131 12 15
                                    

-Eso es imposible- me acerqué a ella y revisé lo que me mostraba, efectivamente, ni un arañazo.

-Que cojones eres- Izzy lo miraba pasmada y Ethan cogió una bocanada de aire antes de hablar

-humano, ya lo he explicado- señaló el brazo que aún sosteníamos con la cabeza -supongo que es lo que consiguieron con el primer experimento, os daría más detalles pero no parecen estar en su mejor momento y yo necesito urgentemente una ducha- miré por encima de mi hombro para ver a Alec mirándose la palma de la mano, Max siguiendo el vuelo de una mosca con la mirada y Evan tarareando algo con la frente apoyada en la encimera.

En otras palabras, llevaban la fumada de su vida.

-vaya circo de hombres- Izzy negaba frustrada, me miro -Evan le ha dejado ropa en el salón, acompáñale mientras yo intento espabilar a los tres mosqueteros- titubeé pero acabe saliendo de la cocina seguida de Ethan

-¿estas segura de que es buena idea dejarlos con ella?- abrí la boca para contestar

-¡deja de retorcerte y mete la cabeza debajo del grifo! ¡ni siquiera está tan helada! ¡a la próxima lleno un cubo con hielo y verás lo que es el frío!- miré por encima de mi hombro hacia la cocina

-estarán bien- volví a él y vi que alzaba las cejas con duda -vamos- volvió a mi y avanzamos hacia el salón.

-Bueno, parece tu talla- le tendí la la camisa y me di la vuelta para coger el resto de la ropa

-¿cómo vais a organizaros?- me encogí de hombros

-nos las apañaremos, supongo- iba a girarme para dirigirme al baño pero me cogió del antebrazo impidiendo que lo hiciera. Todos mis músculos se pusieron rígidos al contacto. El agarre de sus dedos era firme y cálido pero estaba segura de que no era por eso por lo que mi piel ardía allí donde estaba tocando

-tú eres la que más interés tienes en ayudarme- trague saliva y me giré para encararlo. Su cara estaba ensombrecida haciendo que sus fracciones se vieran curiosamente tétricas y sus ojos chispearan  con ese amarillo eléctrico -¿porqué?- tras un momento de silencio encontré la voz

-ponte en mi situación-  apenas lo murmuré así que carraspeé intentando dejar de lado los nervios que corrían maratones por mi abdomen -¿no te apetecería saber la historia del misterioso chico de peculiar característica que, tras aparecer gritando y ensangrentado en medio de la noche, se desmaya sobre ti?- me aguantó la mirada y ladeó la cabeza sin romper el contacto visual 

-debes de tener una vida muy aburrida para decidir meterte en esto- di un paso hacia él reduciendo distancias

-yo no la describiría aburrida, pero digamos que algo así no le vendría mal- por un momento nos quedamos así, prácticamente pegados. Un hormigueo se extendía por la zona por la que aún me tenía cogida pero no me atrevía a mover un musculo, finalmente él sonrió apartando la vista. Caí en la cuenta de que tenía unos colmillos afilados que combinados con él pálido de su piel podían llegar ha hacerle ver como un vampiro. Uno bastante atractivo.

-tengo que oler a mierda así que... ¿Qué tal esa ducha?- soltó por fin mi antebrazo y empezó a caminar hacia el pasillo pero yo me quede quieta

-¿y tu qué?- se giró y empezó a andar de espaldas con las cejas alzadas en falsa curiosidad -te negabas a nuestra ayuda ¿porqué? - se limitó a reír por la nariz antes de volver a girarse sin decir una palabra. Espere una respuesta pero una vez asumí que no iba a dármela bufé y lo seguí con el resto de lo que le había dejado Evan.

Mire hacia un lado al oír pasos y vi a Alec sacudiéndose el pelo mojado con la mano. Levantó los ojos y esa sonrisa que irradiaba perversión se plasmó en sus labios
-hola, guapa- me cruce de brazos

detrás de los ojos amarillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora