A de ALMAS

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Una risa muy bien conocida despertó a Levi quien había estado durmiendo un rato.

Con confusión se sentó sobre la cama concentrándose en el sonido que provenía de afuera.

Cuando escuchó el sonido nuevamente supo que no se equivocaba, esa era la risa de Hanji.

Con pesar se levantó y caminó hasta un pedazo de espejo que había en la pared y vio su reflejo.

Grandes ojeras marcaban sus ojos azules y la palidez en su rostro era mucho más de lo normal.

Sacudió su uniforme y volvió a escuchar aquella risa...

Sobó su cabeza, debía estarse volviendo loco...

Hanji no podía estar en el cuartel.
Ella se había sacrificado meses atrás para poder darles tiempo de reparar el avión.

Volteó nuevamente al espejo.
Sus ojos estaban intactos y aquella cicatriz no marcaba su cara.

Recorrió la habitación con la vista, era su habitación... Su habitación en el cuartel... El cuartel de la legión de reconocimiento...

Entonces se dio cuenta de que aquello era sólo otro sueño más.
Tal vez si salía de su habitación podría ver a aquella castaña de nuevo...

Fijó su vista una vez más en su reflejo y pudo notar como un hombre rubio estaba parado atrás de él.

—¡Zeke!— mencionó con sorpresa

En cuanto se dio la vuelta las manos de Zeke rodearon su cuello impidiéndole respirar.

Eso no era un sueño, era una pesadilla.

—¡Vendras conmigo al infierno, estúpido enano!— vociferó el rubio —Te haré sufrir como no te lo imaginas.

Levi no podía librarse de aquel agarre. Ni siquiera podía tocar el suelo con sus pies.

De un momento a otro vio como la cabeza de Zeke era separada del cuerpo y las manos que lo aprisionaban se aflojaban.

Ahí estaba ella...

Hanji lo veía con una de esas miradas que solo le transmitían paz.

Tenía una cuchilla en la mano y no traía aquel parche que usaba siempre después de haber pedido uno de sus ojos.

—Parece que llegué a tiempo.— dijo con una sonrisa mientras le extendía una mano

—Gracias, Hanji.— aún recuperando el aliento tomó la mano ofrecida

En cuanto estuvo de pie se abalanzó sobre la castaña y la abrazó con fuerza mientras las lágrimas recorrían sus mejillas.

—No llores, enano.

—Cállate tonta cuatro ojos. No sabes cuanto deseaba verte.— le dijo mientras la tomaba del rostro —Estas tan hermosa.

—Oh enano gruñón, nunca creí escuchar esas palabras de ti.— contestó con humor

Ante eso Levi acercó su rostro a la castaña y sin darle tiempo para pensar, la besó.

Sus bocas se encontraron de forma intensa confirmando el deseo de ambos desde hacía ya mucho tiempo.

Cuando separaron sus bocas Levi sólo atinó a abrazarla de nuevo.

—Si sigues así me vas a partir en dos.— se quejó Hanji

—Siento que si te suelto vas a desaparecer y yo despertare.— confesó el otro

Con dulzura Hanji acunó el rostro de Levi con sus manos.

—No iré a ningún lado, Levi.— habló con vos suave —Y tu tampoco.

Ante tal aclaración Levi lo supo...

—¿Así que ya es hora?

—Así es.— sonrió —Yo quise venir a tu encuentro, espero que no te moleste.

—No me molesta, tonta.— le dijo mientras le daba otro corto beso

—Entonces vamos, todos nos están esperando.

Se tomaron las manos y salieron de aquella habitación.

Tal y cómo dijo Hanji, muchos de sus camaradas lo esperanban ansiosos y felices de volverlo a ver.

En especial aquel par de amigos que perdió en su primera expedición...

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Comenzamos con estas mini historias dedicadas a una de mis parejas favoritas.

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