Botado (NaruHina)

Botado VIII

Historia Original, personajes de propiedad de Masashi Kishimoto.

Aclaración: Infidelidad (como que últimamente todas tienen esto ¿no? XD), Sexo explícito, lenguaje soez. Me olvidé de decir: personajes con OoC (aunque lo habrán notado XD)

Botado

Naruto miró el cielo gris y las gotas caer con fuerza desde el cielo. Había pasado poco más de una semana de que había empezado todo el cotilleo de que él había estado con Hinata, pero los estudiantes ya estaba con otro nuevo chisme.

Naruto suspiró mientras volvía al casillero y sacaba el casco. No había traído un piloto, no tendría otra solución más que mojarse, su chaqueta de cuero no serviría de nada. Mientras cerraba el casillero, una de sus compañeras llegó corriendo a su lado.

—Ay, Naruto. Que bueno que no te fuiste aún—, respiró con dificultad.

—¿Qué sucede Sara?— preguntó curioso.

—Necesito que lleves estos papeles a Kakashi...—. Sara siguió hablando, pero Naruto clavó su mirada en los papeles y el nombre de Kakashi se repetía en su mente. Debía ir a la otra universidad—. Humm, pero si no quieres..

—¿Por qué dices eso? De seguro que lo llevo—, dijo estirando su mano para tomar la carpeta.

—Muchas gracias Naruto. Me has salvado de terminar empapada.

—Y no queremos eso—, Naruto asintió mientras lo ponía en la mochila que mantenía adelante de él. Sonrió cuando levantó la mirada, pero recordó que tenía el casco puesto, así que alzó los pulgares—. Dejamelo a mí.

Sara sonrió y lo saludo con una mano y salió corriendo por el pasillo.

Naruto se movió para salir por la puerta y caminó con tranquilidad hasta que llegó a su moto. ¿Por qué iba a correr si se iba a mojar igual? Él no tenía problema en admitir que llevaba esos papeles con la esperanza de ver a Hinata de nuevo. Había ido ese fin de semana al bar nuevamente, pero no la había cruzado. Naruto entendía que a ella le fueran los rollos de una noche, pero él no podía dejar de pensar en ella. Desde el primer momento, él había sabido que ella era misteriosa, y a él le encantaba los desafíos.

No tardó mucho en llegar, estacionó la moto cerca de la puerta y se metió adentro de la universidad que parecía una gemela de la suya en estructura. Enganchó el casco en su codo, dejando que la lluvia mojara un poco su cabello antes de entrar. Se pasó la mano por el cabello que caía en su frente y caminó sabiendo dónde estaba la oficina de Kakashi.

Naruto se cruzó con un grupo de chicas que cuchocheaban mientras pasaba, pero él estaba con su mente en otro lado. Más que en otro lado, estaba pensando en Hinata. Muchos dirían que estaba perdiendo el tiempo con ella, después de todo no había sido un desafío follarla. Pero a Naruto le llamaba la atención como era su personalidad, ella jamás le dijo su nombre en esa noche y tampoco le había preguntado el suyo.

Él había ido varias veces a esa universidad a ver o buscar a Ino, pero jamás la había visto. Frunció el ceño, sabía que la recordaría si la hubiera visto. Puede que no coqueteaba con nadie cuando estaba en una relación, pero mirar la belleza de otra persona no era coquetear.

Naruto y Hinata habían bromeado en esa noche entre sexo y sexo, pero no habían hablado de algo demasiado profundo. Ni él quería, ni ella tampoco. De todos modos, Naruto sabía que si hubiera intentando algo así de seguro ella se habría encerrado en ella misma. Él a veces soñaba con sus ojos místicos y despertaba duro como roca, era la mujer en la que pensó cuando se masturbó en la ducha la semana pasada.

Naruto se detuvo en la puerta de la oficina y golpeó después de sacar la carpeta que tenía que entregar. Sabía que era un desastre, su ropa estaba empapada y se pegaba a su cuerpo, de su cabello goteaba agua.

—Adelante—, se escuchó del otro lado la voz de Kakashi.

Naruto pasó y se detuvo en el umbral al ver qué no estaba solo. Kakashi estaba apoyado en su escritorio con los brazos cruzados, su saco ya no estaba y tenía la camisa blanca arremangada hasta los codos. Pero Naruto no reparó mucho en él cuando sus ojos fueron al sillón que había contra la ventana.

Hinata estaba sentada allí, su mirada con el mismo maquillaje seguía siendo mística y arrolladora como la recordaba. Esta vez tenía dos coletas, su cabello negro caía lacio hasta la altura de sus pechos y él recordó cuando le había sacado el rodete la noche que habían pasado juntos, su hermoso pelo llegaba hasta sus caderas. Está vez tenía un chandal negro súper ajustado y una remera del mismo color con el motivo de un remolino naranja y mal cortada a la altura de su cintura, mostrando su perforación sexy. El look lo completaba con unos botines con cadenas.

Naruto parpadeó cuando Kakashi se aclaró la garganta.

— Namikaze ¿Qué lo trae por aquí?— dijo con un leve tono divertido.

Naruto no podía decir con seguridad que estuviera sonriendo, ya que Kakashi siempre llevaba un barbijo. Todos sabían que tenía una clase de obsesión con ellos, tenía algunos muy fascinantes.

—Eh, yo..—, tartamudeo Naruto por un momento olvidando porqué estaba allí, hasta que golpeó la carpeta contra su otra mano—. Si. Yo, traje esto para usted Hatake—, dió los pasos que los separaba extendiendo la carpeta.

—De acuerdo. Gracias por su molestia—. Kakashi dió una mirada a Hinata—. Puede irse Hyūga, pero recuerde que necesito ese informe para mañana.

Naruto miró como Hinata se levantaba de un salto, él no pudo evitar ver el rebote de sus senos.

—De acuerdo bebé. Mañana te lo entrego.

Naruto alzó una ceja al escuchar la voz de Hinata y el doble sentido de sus palabras.

— Hyūga—, regañó Kakashi, pero Naruto escuchó la diversión en su tono y en el brillo de sus ojos negros.

—Ya te dije que no tienes que ocultar lo nuestro—, dijo descaradamente mientras agitaba sus curvas con sensualidad a la puerta. Cuando pasó al lado de Naruto le guiñó un ojo. Se fue antes de alguno de los hombres pudiera decir algo.

Naruto se quedó con la mirada clavada en la puerta hasta que escuchó el suspiró de Hatake.

—Por Dios, ¿qué haré con esa niña?

Naruto tenía una expresión en blanco cuando volvió para ver a su profesor, disimuladamente olió y no sintió ningún signo que dijera que habían estado haciendo las cosas que decían que Hinata hacía. También estaba el hecho que Kakashi no había cerrado la puerta con llave. Si un hombre iba a tener un encuentro con una mujer, alumna sobre todo, se encargaría en cerrar todo para que nadie entrara de improvisto.

Kakashi se sentó atrás de su escritorio, y más que un hombre felizmente satisfecho, parecía muy tensó y preocupado mientras se frotaba las sienes.

—Ah, Namikaze.¿Debo darte algo?— preguntó Kakashi algo confundido de verlo allí aún.

—Eh. No, no. Creo que no. Mis disculpas—, dijo caminando hacia la puerta con rapidez y recordando que quería hablar con Hinata.

Continuará...