4. Decepción

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POV T/N

Experimente un pequeño escalofrío al tratar de quitarme de la cabeza lo que Levi esperaba de mi. Las cosas que tendría que hacer para mantenerle satisfecho, las imágenes explícitas invadieron mi mente y no desaparecieron con facilidad. Una que otra tensión había vuelto a crecer en mi, en nosotros, o eso creo. Desearle es como una enfermedad, y cada vez crece más.

A pesar de mis esfuerzos, jamás pude olvidarlo. No era el mismo chico del que me había enamorado, y quizá estar con él me curará de este pensamiento.

Detuve un taxi y me dirigí directamente al despacho de mi padre, situado en Lincoln Park West. Como el Congreso disfrutaba de las vacaciones de verano, el se hallaba en la ciudad, ocupado con sus asuntos de Chicago.

Cualquier cosa  menos atender a su hija, el trabajo siempre estuvo primero para el.

Por lo general un político alquilaría un local normal, pero él decidió pagar por todo un despacho. Compro una de las casas de piedra de tres pisos que quedaban en Clark Street. Supuestamente, sus inquilinos de las dos plantas superiores cubrían la hipoteca y los gastos del edificio. Mientras, el convirtió toda la planta baja en una lujosa oficina.

Yo, por otro lado, comparto un despacho con Floch Forster, otro encargado de prensa. Cuando el Congreso inauguró las sesiones, Floch pasaba más tiempo con mi padre en Washington DC, mientras yo me encargaba de las cosas de nuestro estado natal. Floch era un chico lindo para algunas chicas, tenía un estilo peculiar y gracias a eso tenía el carisma que se necesitaba para trabajar en la prensa. Tenía un cabello castaño tirando a rojo y los ojos color avellana, era alto y bien ejercitado.

A pesar de ser un buen hombre, nunca sentí atracción por el, quizá porque tenía la aprobación de mi padre. Pero siempre lo vi más como un colega.

Salí con demasiados hombres iguales, se interesaban más en los negocios de mi padre que en mi, por ello jamás se me pasó por la cabeza ver a Floch con otros ojos que no fuesen los de un colega más de trabajo o un hermano y amigo cercano.

Casi todo mi entorno social está repleto de políticos y periodistas, de modo que encontrar a alguien interesante es difícil para mí. Salvo por Levi Ackerman.

—¿Supiste algo de ella?— Pregunto Floch cuando me senté ante la montaña de papeleo que tenía en mi mesa.

Se refería a Aurora, desde luego. Nos caemos bien, desde hace un tiempo sospecho que a Aurora le gustaba Floch. Pero por su diferencia de edad nisiquiera se me pasaría por la cabeza juntarlos.

—No, pero espero saber de ella pronto.— dije aún motivada.

—¿De verdad? Echo de menos a Aurora, nos tiene preocupados.— reconoció Floch — Como averigües algo de su paradero, me avisas, el senador debería poner a las autoridades en ello también.

—No creo que el llegue a eso.

No deseaba hablar más del asunto y menos con mi compañero de trabajo.

Tampoco lo hice nunca con Sasha, mi compañera de habitación en la universidad y mejor amiga desde entonces. Luche contra el impulso de llamarla, ya que sabía que tenía sus propios problemas.

Pensé una vez más en Levi, sería un problema, desde luego y en cada sentido de la palabra.

Intenté concentrarme en el trabajo que tenía sobre la mesa, pero no lo logré, no dejo de pensar en Aurora y en lo que tendré que hacer para encontrarla.

Mire la hora en mi teléfono, mi padre aún debe estar en la oficina. Por lo general come una o dos horas más tarde.

Me levanté de mi asiento y me dirigí hasta la parte de atrás del edificio, me pare frente a esa puerta tan familiar de color negro. Llame a la puerta antes de abrir, pero no obtuve respuesta.

| MALA CONDUCTA - LEVI ACKERMAN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora