El verdadero poder de Bonten

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-¿Sabes, Kou-chan? No creo que me estés diciendo la verdad- Harada acarició sus rodillas. -Tengo todo el tiempo del mundo, pero a ti eventualmente se te acabará. Igual que se le terminó a tus amiguitos del Buró.

Kakucho observó a la mujer sobre la mesa, el poeta le había limpiado la cara y cambiado la ropa por un vestido blanco que realzaba sus heridas, pareciendo que se burlaba de lo que Fujita le había hecho.

-Esas heridas de bala deberían ser curadas apropiadamente o no podrás volver a usar el brazo.

La muchacha le dirigió una mirada soñolienta.

-No he d—dicho mentiras.

-Muy bien, me corrijo; no estás diciendo toda la verdad. Las cajas vacías en tu casucha son cajas de evidencia; con eso no nos puedes engañar. Pero has enseñado su contenido por ahí.

Evidentemente el juez había hecho un trabajo mucho más exhaustivo que Fujita, tanto en la averiguación previa como para asegurarse cuánto es lo que Shirogane podía decirle. El ejecutivo de Bonten infiltrado allí sabía perfectamente la información que Harada quería sacarle; pero era consciente de que ella no, puesto que Kokonoi les había dicho que Shirogane Aoi les había facilitado todo el archivo a espaldas de su prima.

- ¿A quién se los has enseñado Kou-chan? ¿A quién le has compartido secretos que no son tuyos?

-Si lo supiera... ¿crees que te lo diría?

-Hmm, seguimos rebeldes- se burló, dándole un buen apretón en el brazo.

Lágrimas saltaron a los ojos de la muchacha, su estómago también rugió.

-Que quede claro pequeña, quien se está torturando sola eres tú- se burló él. -De hambre, de infección...

Cambió de estrategia.

-Podrías ser mi mano derecha- ofreció, -cumplir el cometido que tu padre nunca logró.

Nada.

-Kakucho, átala.

El hombre obedeció, colocando cuerdas alrededor de sus muñecas para fijarla a la mesa.

"¿Dónde demonios estás Mikey?" tras tremendas demostraciones de la lealtad en esta mujer, sería una pena enorme que muriese como un animal sacrificado.

-Lo he intentado por todos los medios Kou-chan. Sabes que sí- se lamentó el viejo atizando el fogón que habían encendido para calentar aquella especie de mazmorra, e introdujo un hierro para calentarlo. -Tal parece que solo las quemaduras te hacen reaccionar. Vamos a emparejarte el regalo que Fujita te hiciera en la espalda.

Mientras giraba la pica sobre las llamas, se oyó un alboroto afuera y Higuchi Moe irrumpió en la habitación.

-¡Harada-sama!

-¿Sí?- su tono impaciente hizo encogerse a la joven, pero se repuso enseguida.

-Hay cámaras de seguridad que están fallando.

-¿Me has interrumpido porque las cámaras de seguridad---?

-No, es porque ya hemos enviado a varios hombres a repararlas- contestó ella temblando, -Y ni ellos o los guardias que están haciendo los rondines han vuelto.

-Hmm- el cuidado de aquel viejo zorro era lo que le había mantenido navegando con bandera de inocente durante todos esos años, así que no dudó en dar instrucciones. -Activen los protocolos, evacuaremos en seguida; yo mismo dirigiré los esfuerzos.

Volteó a ver a Kou... ante todo era un juez y debía expedir su veredicto.

La mujer no hablaría y la operación del puerto había sido un fracaso. Tan simple y frustrante como fuese, era lo bastante astuto como para saber cuando se encontraba gastando recursos valiosos en un bien improductivo.

💞Ran Haitani x OC 💞 - Acero BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora