El día que me conectaron el internet fue el mejor día de mi vida en mucho tiempo. Dado que era miércoles, escribí una rápida entrada en mi blog sobre un libro con un chico candente que poseía un toque mortal —esa era la trama—, me disculpé por mi larga ausencia, respondí los comentarios, y visité algunos otros blogs que me encantaban. Era como volver a casa.
—¿Katy? —gritó mamá subiendo las escaleras—. Tu amiga Jinhee está aquí.
—¡Voy! —grité de regreso y cerré mi portátil.
Bajé saltando los escalones de la escalera, y Jinhee y yo nos dirigimos a la tienda de herramientas, la cual no estaba cerca del super mercado como Jungkook había dicho. Por suerte allí tenían todo lo necesario para quitar las horrorosas flores del patio.
De regreso a casa, cada una agarró un lado de una bolsa y la sacamos del maletero. Las bolsas eran ridículamente pesadas y para cuando las sacamos del coche, el sudor nos empapaba.
—¿Quieres algo de beber antes de comenzar con el verdadero trabajo? —ofrecí, con mis brazos adoloridos.
Ella se secó las manos una contra la otra y asintió. —Necesito hacer ejercicio. Mover estas cosas me agotó.
Nos dirigimos al interior y tomamos té helado. —Recuérdame unirme al gimnasio local —bromeé, enseñándole mis débiles brazos.
Jinhee rio y apartó su cabello empapado de sudor de su cuello. Todavía se veía hermosa, incluso con la cara roja y cansada. Estaba segura de que yo parecía un asesino en serie. Pero al menos ahora sabíamos que yo era demasiado frágil como para hacer un daño real.
—Umm. Nuestra idea de hacer ejercicio será arrastrar el bote de basura hacia el final del camino o limpiar la casa. —bromeé sobre mi poco genial vida pueblerina.
Sólo estuvimos dentro por diez minutos, pero cuando volvimos a salir, todas las bolsas de tierra y abono estaban apiladas junto al pórtico.
La miré, sorprendida. —¿Cómo llegaron aquí?
Cayendo de rodillas, ella comenzó a arrancar las malas hierbas. — Probablemente fue mi hermano.
—¿Jungkook?
Asintió. —Siempre es un héroe maleducado.
—Héroe maleducado —murmuré. No me gustó. Preferí creer que las bolsas habían levitado hasta aquí por cuenta propia.
Jinhee y yo atacamos las malas hierbas con más energía de la que pensé que teníamos. Siempre había pensado que arrancar hierbas era una manera de desahogarme, y si los movimientos bruscos de Jinhee eran una indicación, ella tenía mucha frustración dentro. Teniendo un hermano como Jungkook, no estaba sorprendida.
Después, Jinhee miró sus uñas quebradas.
—Bueno, adiós manicura.
Sonreí. —Te lo dije, debiste haber usado guantes.
—Pero tú no estás usando nada —señaló.
Levanté mis manos sucias. Mis uñas usualmente siempre estaban cortas.
— Sí, pero estoy acostumbrada.
Jinhee se encogió de hombros, se levantó y agarró un rastrillo. Parecía graciosa con su falda y sandalias altas, las cuales ella insistió que era un uniforme de jardinería, y comenzó a rastrillar sobre la tierra.
—Esto es divertido.
—¿Mejor que ir de compras? —bromeé.
Ella pareció considerarlo seriamente, arrugando la nariz.