•Yo también empecé con un mal comienzo en la vida• 50 Shades of Grey

4. Capítulo "La entrevista" Part. 2

Recogiendo mi cartera, abandono mi vaso de agua y me abro paso hacia la puerta parcialmente abierta.

-No necesita tocar, sólo entre.-Ella sonríe amablemente.

Empujo la puerta para abrirla y entro a tropicones, tropezándome con mis propios pies y cayendo de cabeza dentro de la oficina. ¡Mierda, yo y mis dos estúpidos pies izquierdos! Estoy sobre manos y rodillas en el umbral de la oficina del Sr. Grey y unas amables manos están rodeándome, ayudándome a ponerme en pie. Estoy avergonzada, maldita sea mi torpeza, yo flipo soy tan diestra en algunos momentos no importantes y en otros acabo en el suelo, que jodia suerte que tengo, me vuelve a doler las costillas y noto como si me faltase el aire, que daño joder, me duele todo, mi diosa interior me mira con sus gafas de media luna con una expresión en plan tu que crees, te metieron una paliza anoche lo mas normal es que te duela. Recuerdo que tengo que volver a la realidad, recupero un poco el aliento. Tengo que armarme de valor para levantar la mirada. Dios mío, él es tan joven.

-Soñorita Kavanagh. Extiende una mano con sus dedos largos hacia mi una vez que estoy de pie.

-Soy Christian Grey. ¿Se encuentra bien?¿Le gustaría sentarse?

Tan joven... y atractivo, muy atractivo. Es alto, está vestido con un fino traje, camisa blanca, corbata negra, rebelde cabello cobrizo e intensos y brillantes ojos grises que me observan sagazmente. Joder Anastasia ceétrate un poco, mi diosa esta negando con la cabeza con cara de pesar. Ana, tu no te puedes fijar en un chico así, 'Tu no eres ni nada ni nadie', vienen a mi cabeza una de las tantas frases que me decía mi 'padre', y pongo los ojos en blanco interiormente a mi conciencia, solo era una observación estúpida conciencia. Me toma un momento encontrar mi voz.

-Um...de hecho...-murmuro. Si este tipo esta en sus treinta entonces estoy completamente sorprendida. Aturdida, Ana pareces estúpida, recobra la compostura, me recuerdo a mi misma. Pongo mi mano en la suya y nos damos un apretón. Cuando nuestros dedos se tocan, siento un raro y excitante hormigueo recorriéndome, Ana esto esta mal, me dice mi conciencia. Aparto mi mano apresuradamente, avergonzada. Debe ser la estática, le busco su sentido racional a todo esto. Parpadeo rápidamente, mis pestañas igualando el ritmo de mi corazón. ¿Que me está pasando?

-La Srta. Kavanagh está indispuesta, así que me envió a mí. Espero que no le moleste, Sr. Grey.

-¿Y usted es?- Su voz es cálida, posiblemente divertida pero es difícil saberlo por lo impasible de su expresión. Parece ligeramente interesado, pero más que eso, cortés.

-Anastasia Steele. Estoy estudiando Literatura Inglesa con Kate, um... Katherine... um... La Srta. Kavanagh, en la Washington State.

-Ya veo-dice simplemente. Creo que veo el fantasma de una sonrisa en su expresión, pero no estoy segura. Desde hace mucho no estas segura de nada, me recuerda mi conciencia.

.¿Le gustaría tomar asiento?- Me señala el sofá de cuero blanco con forma de "L".

Su oficina es demasiado grande para sólo un hombre. Frente a las ventanas que van desde el piso hasta el techo, hay un enorme escritorio moderno de madera oscura en el que seis personas podrían comer cómodamente. Hace juego con la mesa de café junto al sofá. Tdo lo demás es blanco: el techo, los pisos y las paredes, esxcepto aquella junto a la puerta en la que cuelga un mosaico de pequeñas pinturas, 36 de ellas arregladas formando un cuadrado. Son exquisitas, una serie de objetos mundanos y olvidados, pintados con detalles tan preciosos que lucen como fotografías. Puestas juntas, son impresionantes. Simplemente asombroso.

-Un artista local. Trouton.-dice Grey cuando atrapa mi mirada.

-Son adorables. Elevan lo ordianario hasta lo extraordinario.-murmuro, distraída por él y por las pinturas. Ana, para, centrate. Inclina su cabeza hacia un lado y me observa atentamente.