[Día 5]

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•[Besándose]•


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1857

Desde afuera se oía el sonido del canto de los pájaros y el viento contra las hojas de los árboles. El día estaba soleado y cálido, hermoso y tranquilo.

El de parche de estrella miró atentamente por la ventana mientras seguía llenando papeles, estaba bastante aburrido, debía admitir que ser una representación a veces se volvía algo tedioso.

—¡Chile! Por fin te encuentro —escuchó que lo llamaban y posó su vista hacia la voz.

—¿Pasó algo, padre? —dejó los papeles a un lado y se levantó para dirigirse hacia el contrario, Patria Nueva.

La representación adulta llevaba la bandera de la Patria Nueva de tres franjas de azul, blanco y rojo al igual que su uniforme militar y una postura firme, mirándolo con un aura cálida.

—Claro que sí, ¿No te había dicho que debías prepararte? —el hombre lo miró de forma divertida en lo que Chile se quedaba en blanco.

—¿Para...?

El tricolor más alto rio divertido negando con la cabeza.

—Ven, acompáñame.

Chile se levantó y siguió a su padre. Caminaron por los largos pasillos de la residencia, el chileno menor se concentró en lo que pudo haber olvidado. Normalmente no olvidaba eventos especiales ni nada por el estilo y hasta donde él sabía no había nada interesante por suceder esos días exceptuando los nuevos partidos políticos que estaban naciendo.

—No te preocupes, sé que has estado ocupado, no me sorprende que lo olvidaras —su padre le habló mirándolo de reojo. Después de todo, desde que Chile había asumido para ser la nueva representación de la República, Patria Nueva había dejado de tener las responsabilidades que ahora cargaba su hijo, como si él ahora fuera un jubilado, con la diferencia de que él no envejecería, obviamente.

—¿Qué debía hacer exactamente? —Chile preguntó con curiosidad mientras ambos entraban a la oficina principal del menor la cual a pesar del escritorio y la biblioteca era bastante grande y espaciosa.

—Debes recibir a tus invitados —el mayor rió divertido al ver la confusión en el rostro de su hijo.

—¿Invitados? ¿Algún ministro viene? —tomó asiento en la silla detrás de su escritorio mientras su padre se mantenía parado.

—En realidad nuestros vecinos —habló lentamente con gracia. La cara de Chile cambió a una de total sorpresa mientras parecía pensar en las opciones de a quién se referiría exactamente, así que decidió ayudarlo—, ama las rosas, creo... —se hizo el misterioso dando esa última revelación.

Chile palideció desde su asiento, levantándose con total brusquedad.

—¡¿C-Confederación Argentina?! —no parecía tener ningún problema en mostrar el pánico que sentía y solo se sintió aún más desconcertado al ver a su padre reírse de él.

Obviamente a Patria Nueva no le molestaba la presencia de la Confederación, después de todo él había sido el mejor amigo y hasta hermano de corazón del padre de esta, Provincias Unidas, así que por defecto, la había conocido cuando ella era una niña.

Chile se puso bastante tenso, esa mujer nunca tuvo la mínima intención de llevarse bien con alguien.

Aunque claro, tampoco es que él mismo hubiera tenido muchas interacciones con ella, y en cierta forma su miedo nacía más del hecho de que se conocía bastante bien la reputación que la precedía. No era alguien fácil con quién lidiar, era intimidante y severa e incluso algunos la llamaban sádica, teniendo en cuenta la ferocidad con la que iba contra el enemigo.

•Pololos• [C.H] [ChiArg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora