[Día 8]

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•[De compras]•


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La fuerte voz de la organización de las naciones unidas hablo por el micrófono, dando por terminada la reunión. Todos los países en la habitación comenzaron a recoger sus cosas, listos para irse y dar por terminado ese día.

Chile, una vez junto todas sus cosas, se acercó a su pareja. Argentina le sonrió al verlo.

—¿Vamo' weon? —preguntó. Argentina asintió y ambos, junto a otros países, empezaron a retirarse, despidiéndose de sus amigos en el proceso.

Normalmente, se quedarían un poco más para poder charlar con sus amigos, pero en esta ocasión habían decidido retirarse temprano, pues tenían planeado pasar el tiempo juntos.

Chile y Argentina hace rato que estaban sin verse. El trabajo se estaba volviendo pesado para ambos, y estaban pasando por una época en la cual ninguno podía dejar sus territorios. Esta reunión había sido la primera vez que se veían en tres semanas, lo cual era mucho teniendo en cuenta que podían hacer un pequeño viaje de solo unas horas para verse. Las llamadas y mensajes dejaron de ser suficientes y ya estaban empezando a extrañar demasiado la presencia del otro.

Una vez que salieron del edificio, con pesar, tuvieron que separarse para ir cada uno a su respectivo auto gubernamental, que los llevaría al hotel donde se estaban hospedando.

Una vez que llegaron, cuando ya no había nadie que mirara, se dirigieron a la habitación de Argentina.

—Por fin —dijo el argentino mientras se sacaba el saco y la corbata, respirando con tranquilidad. Chile hizo lo mismo, también relajándose.

—Te extrañé tanto Arge —extendió los brazos para envolverlo en un fuerte abrazo, que Argentina devolvió con la misma fuerza.

Lo besó con intensidad, expresándole lo mucho que lo había extrañado. Argentina se dejó ser en sus brazos, acariciando sus hombros y nuca. Después de unos segundos tuvieron que separarse por la falta de aire, pero no habían dejado de abrazarse.

Ambos se rieron con cariño, encantados con la presencia del otro. Chile volvió a acercarse, dándole pequeños besos en los labios, ansioso. Cuando sus manos empezaron a deslizarse lentamente por la cintura del contrario, fue cuando Argentina se separó por completo, sonriéndole.

—Chilito, todavía tengo que cambiarme —dijo mientras le guiñaba un ojo y se alejaba por completo.

Chile solo resoplo de forma divertida, quedándose quieto. Al argentino sí que le gustaba hacerse desear.

Estando ya más calmado, Chile observo por la ventana las grandes calles que había en el exterior, llenas de ruido y gente.

—¿Te parece si salimo' un poco? —dijo mientras se ponía una camisa mucho más casual que la que tenía antes—, la noche está muy bacán como para desperdiciarla —ya había pasado mucho tiempo encerrado en su casa o edificios gubernamentales trabajando como para desperdiciar este momento.

—Vamos —respondió Argentina, ya cambiando con una vestimenta más casual.

Después de todo, la ciudad de Nueva York era un lugar donde no podías simplemente quedarte dentro.

Cómo Nueva York era la sede principal de la ONU, ya era una costumbre que los países vinieran hasta aquí. De hecho, el hotel donde se estaban hospedando era el que siempre usaban cuando venían a una reunión y tenían que quedarse por un día o dos.

•Pololos• [C.H] [ChiArg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora