Karamatsu regresaba agotado después de su ardua jornada nocturna y de los encuentros desenfrenados que tuvo ese día en particular. Daba pasos lentos, casi arrastrando los pies, apenas viendo dónde pisaba a causa de su ligera ebriedad y del cielo que seguía oscuro. No pensaba en nada en particular, puede que era por la ligera confusión que le provocaba salir a altas horas de la madrugada o porque realmente había tenido un encuentro duro con Atsushi. Si era honesto, apostaba a que fue por lo último. Hombre, después de todo estuvieron bastante tiempo desordenando su camerino con diversos fluidos corporales, mientras probaban distintas formas de llegar a un nuevo orgasmo. De verdad, no comprendía porque a veces su único amante habitual parecía tener un apetito sexual insaciable, casi siempre le drenaba toda su energía. Incluso le dolía la garganta por los múltiples gemidos o quizá por las mamadas de garganta profunda que le dio, era difícil saberlo, pero lo que si admitía era estar cansado. Sumamente cansado.
Quería llegar lo más rápido posible a casa para adentrarse al cálido futón y despertar a las dos de la tarde. Necesitaba sentir la suave almohada para cerrar los ojos ocho horas y no pensar en nada más. Casi deseaba haber aceptado que Atsushi lo llevara a casa, pero era un arma de doble filo porque sabía que lo harían, cuando menos, otras tres veces en el carro y él solo quería dormir.
Ser cantante, bailarín y dama de compañía era jodidamente agotador. Muy ambicioso por su parte al decir que podía —que claro que era capaz de hacerlo—, pero eso no quitaba el hecho de que era muy demandante y cansado. La parte buena de eso es que no lo hacía todos los días. Si a él se le apetecía seducir a las personas con su voz, fácilmente tomaría el micrófono y estaría largo rato ahí; en cambio, con los bailes, los hacía los viernes a las 12 de la noche o en ocasiones especiales, y hoy fue una ocasión sumamente especial para el club.
Ayer, exactamente hace un año, tomó la decisión de volverse en Monroe y una de las flores de "Paraíso perdido" —aunque si hablábamos de cuánto tiempo llevaba trabajando en el club era una historia diferente—. De alguna manera quiso demostrar que era la nueva reina insustituible de aquel lugar y que nadie, ni siquiera la antigua estrella, había logrado un alcance tan sobrehumano.
Los rumores empezaban a sonar entre los clientes que frecuentaban bares, discotecas o algunos burdeles de clase alta sobre la aparición de una nueva orquídea en el infierno. A raíz de todos esos comentarios la demanda del lugar había aumentado, por ende, sus ingresos mejoraron más y ahora, en menos de un año, logró cubrir el 40% de su deuda. Para él significaba que los pecadores comían de la palma de su mano y pronto lo regresarían a su libertad, aunque, a pesar de todo el dinero que ganaba y que jamás pensó tener, existía un problema mayor y dolía admitirlo. Ese era otro motivo secreto por el que amaba ser dama de compañía, si quería acostarse con alguien escogería un cliente que se acoplara a sus gustos o que pudiera pagar sumamente bien por él —daba igual si era hombre o mujer o alguna de las flores—, todos ellos solo servían para satisfacer sus necesidades primitivas.
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Paraíso Perdido [Osomatsu-san||+18]
Fanfic🔞CONTENIDO PARA MAYORES DE 18 AÑOS⚠️ Karamatsu se ve metido en un problema financiero, debiéndole una cantidad exagerada a un niño mimado y excompañero suyo de la preparatoria. Para evitar que los intereses se vayan acumulando cada día que pasa, de...