𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏

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Sentí el calor del sol colarse por las cortinas de mi habitación, mis fosas nasales absorbieron el floral aroma de la primavera, mi estación favorita del año

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Sentí el calor del sol colarse por las cortinas de mi habitación, mis fosas nasales absorbieron el floral aroma de la primavera, mi estación favorita del año. Me remuevo en las sábanas molesta de tener que levantarme. Al mover mi pierna siento que algo se mueve, dándome la señal que mi peludo amigo se despertó. El tierno sonido que produce cuando se estira me lo confirmó haciendo que le de una rápida mirada. Komi, mi gato, mi compañero de todos los días y mi único amigo, se volvió a acomodar para seguir durmiendo igual que yo, cuando fuimos interrumpidos por el alegre ser que abrió la puerta.

-¡Buenos días! ¡Es hora de levantarse!- Dijo con excesiva alegría para ser las seis de la mañana.

-¡Un rato más!- Me quejé tapándome la cabeza con las sábanas, pero fueron quitadas rápidamente por mi hermano mayor. -¡Por favor, Koushi!-

-¡Vamos! Hazme el hermoso favor de desayunar conmigo antes de ir a la escuela y luego vuelves a dormir, ¿si?- Sonrió como sólo él sabe hacerlo, haciendo que gruña y asienta. Saltó en su lugar y se acercó a mi. -¡Gracias! Te sacaré esto primero.- Dijo sacándome la máscara de oxígeno que debo usar cada noche, para reemplazarla por el tubo en mi nariz. -¡Hermosa como siempre!- Gritó para darse la vuelta y salir por la puerta.

Me presento, soy Sugawara Ushio, y seguro que se estarán preguntando ¿por qué duermes con oxígeno? Bueno, la respuesta es más sencilla de lo que en realidad es. Cáncer de pulmón. Si, trágico, ¿no? Me diagnosticaron cuando tenía 9 años y mi vida cambió desde ese momento. Estudios, tratamiento, cirugías, sin contar la horrible quimioterapia, ¿para qué contar en detalle todas esas cosas tan feas y deprimentes? Saltaré todo eso para decir que estoy bien, bueno... el cáncer sigue ahí pero ¿Qué le voy a hacer? Aprendí a vivir con ello y acostumbrarme a las limitaciones que me pone esta maldita enfermedad. Mis padres siempre se preocupan y se ocupan por mi, trabajan duro todos los días para poder pagar todo lo que necesito para poder llevar a cabo una buena vida, y de vez en cuando algún gusto por placer. Los amo y siempre fueron un gran apoyo para mi, igual que mi hermano mayor Koushi, él se encargó por voluntad propia de ayudarme y estar al tanto de cada actividad cotidiana desde el primer momento. Cada sonrisa y cada lágrima que sale de mi, él ha sido testigo y la gran mayoría de veces, causante de la primera. Siempre trata de mantenerme positiva y de buen humor, y si no lo logra porque la situación es más complicada de lo que él pueda manejar, se queda a mi lado y me demuestra todo el amor que tiene hacia mi, dándome ganas de seguir viviendo.

Otra de las tantas cosas buenas que hace mi hermano por mi es asegurarse de que no me sienta sola en ningún momento. Hago mis estudios de forma online y pausada debido a mi enfermedad, así que hace rato que me olvidé qué es eso de sociabilizar. No tengo amigos ni nadie con quien compartir el tiempo que no sean mis padres, mi hermano o Komi. Por eso Koushi quiere que lo acompañe en cada actividad que hace en la casa, y si algún día me siento suficientemente bien y de buen humor me lleva a sus prácticas de voley. Estudia en la preparatoria Karasuno, el día de hoy empieza tercer y último año, está en el club de voley y su posición es la de colocador. Sus amigos del club saben de mi enfermedad y su intención al llevarme a sus prácticas, siempre han sido muy amables conmigo, haciéndome pasar el mejor tiempo cuando voy a visitarlos.

Ya cambiada me senté en la mesa viendo a mi hermano correr de un lado a otro, asegurándose de que tiene todo lo necesario para su primer día de clases.

-¿Te has olvidado de algo?- Pregunté, observándolo divertida.

-Creo que no.- Tomó su mentón haciendo una pose de estar pensando, cuando su cara iluminó, levantando su dedo índice. -¡Mis protectores!- Gritó para correr a su habitación, haciéndome reír.

-Buenos días, cariño.- Un plato con mi desayuno fue dejado frente a mi, sentí sus suaves manos acariciar mi cabello.

-Buenos días, mamá.- Agarré una tostada para empezar a comer.

-¿Cómo despertaste, ángel?- Dijo mi padre entrando a la sala. Respondí con un pulgar arriba ya que tenía mi boca llena, haciéndolo reír, igual que a mi madre.

-Come despacio, mi niña.-

-Si, no quiero quejas luego de que te duele el estómago.- Dijo mi hermano sentándose a mi lado.

-De todas formas no puedo quejarme contigo porque no estarás en toda la tarde.- Dije tratando de que suene como una broma, pero sonó como un reproche.

-Sé que me extrañarás pero sabes que debo ir a la escuela.- Habló seriamente.

-Lo sé-

-No te aburras mucho.- Dijo, despeinando mi corto cabello.

Las horas en las que mi hermano no estaba en casa se hacían interminables, mi espalda duele por estar tanto tiempo sentada en la computadora. Los juegos online son lo único que hace que escape de la realidad, pero en este momento ninguno de mis amigos virtuales se encuentran conectados porque también están en clase a esta hora.

-Maldita escuela.- Me quejé en voz alta, apagué la computadora y me encaminé a mi cama nuevamente para tirarme sobre esta. -Vamos a dormir la siesta, Komi.- Le dije a mi gato, quien se acurrucó a mi lado como si me entendiera.


- Le dije a mi gato, quien se acurrucó a mi lado como si me entendiera

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Hola! ¿Cómo están?
Espero que bien.
¡Bienvenidos/as a esta historia!
Espero que les guste y me acompañen en este camino.
¡Nos vemos!

∂υяéє ∂є νιє 𓆉 𝐊𝐞𝐧𝐦𝐚 𝐊𝐨𝐳𝐮𝐦𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora