Ocho- Atsuko Kagari

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--Sí --Afirmó Akko con la mejor sonrisa que podía formar en ese momento, nadie iba a decir que era felicidad falsa, nadie tenía esa habilidad.

El jovén que se le acababa de declarar le sonrió, la chica que tanto le gustaba había correspondido sus sentimientos, ¿Quién no estaría feliz? Se despidió dando un suave beso en el torso de su mano, y cuando se acercó al rostro de la contraria con la intención de besarle los labios, esta interpuso su mano libre. Ambos se sorprendieron, el joven sintió decepción y la castaña no tenía idea de por qué hizo eso.

Al final le dijo al más alto no estar lista para un beso, era demasiado pronto y apenas estaban comenzando a salir. El joven entendió a la perfección, y dejo de insistir.

Días, semanas e incluso meses comenzaban a pasar, y aún así ningún beso había surgido entre ambos. No podía alegar no estar lista, ya tenían poco más de seis meses saliendo. Debido a eso el joven con el que salía comenzó a desesperarse, sus amigos le decían que la chica en realidad no lo quería, algo que no estaba muy lejos de la realidad.

Akko no sentía nada por el chico, en el ámbito amoroso, pero con el pasar de los días le tomo cariño, y llegó a considerarlo un amigo, pero no era suficiente, el chico era su novio, no una simple amistad.

Él cada vez insistía más, y un día sin poder soportarlo, sólo aceptó. Fue un beso corto en los labios, su pareja se alegró y ella se asqueo gracias al contacto ajeno. Lo dejó pasar, pero eso no quería decir que el chico no había notado la mueca de molestia que hizo, algo apenado le preguntó.

--Lo siento, ¿no te gustó? --Con tristeza en su voz se alejó de la castaña, dándole su espacio.

Los ojos carmesí se voltearon en su dirección, negando mientras formaba un "no" con su boca. Le había molestado, la incómodo demasiado, pero no iba a decirle, no quería herir sus sentimientos, mucho menos porque él era un buen chico. No se merecía todo lo que le estaba haciendo pasar.

La relación continuó, siendo el muchacho quien daba todo de si, llegaron a ser una pareja envidiable. Todas las chicas deseaban una relación como la de Atsuko Kagari.

Akko, un día le confeso su sentir a su pareja, aquel vacío que sentía sin importar qué. Él lo entendió, pero aún así decidió continuar con el noviazgo, prometiéndole a Akko curar ese vacío creciente en su pecho, pero por más que intento, ese vacío jamas dejo el pecho de la castaña.

Al final terminaron, no podía dejar que el castaño siguiera desgastando todas sus energías con ella, eso no era sano, y él debía entenderlo. Al final la dejo ir. De verdad la amó, pero ella a él no.

Cuando se graduó de la secundaria hizo tramites para poder ir a la afamada academia de magia, su emoción no tuvo alcance al enterarse de que fue aceptada. Se despidió de su familia para dirigirse a Inglaterra, a un pequeño pueblo donde encontraría una parada de autobuses para abordar en dirección a Luna Nova. Además, quizás encontraría a alguien que terminara de llenar su corazón...

Con los pocos días que llevaba ahí, la paso muy bien. Conoció nuevas personas de las cuales muchas se hicieron sus amigos.

También hizo algunos enemigos, y sobre todo una rival. Una joven de tés pálida, cabello rubio con algunas mechas verde menta y ojos azules, sin duda parecía una lechuga andante. La chica era irritante, pero talentosa y educada a la vez. La alumna número uno de todo el lugar, resaltando a más no poder sus errores y los de los demás.

Pero después la conoció más a profundidad, llegando incluso a ir a su hogar, donde le ayudo con algunos problemas familiares. 

La rubia le devolvió el favor después, y le brindó todo su apoyo cuando ella se enteró de que su ídolo le robo la magia en el pasado, incluso le reveló haber sido una gran admiradora de Chariot en su niñez, diciendo que también perdió la magia debido al show que se llevo a cabo en Japón.

Si caes, te levantaré...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora