"La primera vez que te vi no fue amor a primera vista. Mi amor por ti se fue formando lentamente, tu personalidad, tu voz, tu cabello, tu sentido del humor, la manera en que me miras y sonríes, poco a poco se me iba aclarando todo, eres lo que yo buscaba".
-Anónimo
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.El aire frío golpeaba su rostro por la velocidad en la que iba, manejando la escoba con agilidad, pero su miedo y sus nervios provocaron que cayera al menos tres veces. Palabras de un chico cuyo nombre es Bastian se repetían en su cabeza como un bucle interminable.
"Fue amor a primera vista, no lo entenderías, Diana."
La rubia bufó para sí misma, ¿Él piensa que no lo entendería? Lo que más la enfadaba es que tenía razón, ella no se enamoró a primera vista de Akko, pero si lo hubiera hecho estaba segura de que no se comportaría de forma retorcida como el de ojos azules.
Se estaba concentrando más en sus pensamientos, y gracias a eso estuvo a punto de chocar con un árbol, volando más alto para evitar otro accidente.
--Vamos Diana, concéntrate --Se reprendió a sí misma, ya estaba lo suficientemente herida como para caerse otra vez.
Aun así el miedo la estaba invadiendo. Supuso que sería buena idea descansar en la residencia de los Hanbrindge antes de regresar a Luna Nova, ademas de también mentalizarse para el regaño que recibiría de la directora, o en el peor de los casos, una expulsión, pero la llamada que recibió de Akko, quien hablaba en medio de su llanto, le hizo inalcanzable una pausa para reponerse.
Resulta que alguien había entrado a la academia y agredió a Atsuko, era obvio que ese nuevo sistema que pusieron en la academia para que alumnos no mágicos pudieran ingresar fácilmente en un dado momento traería problemas, todas las alumnas tenían una tarjeta especial para acceder, la pregunta era de dónde consiguió esa tarjeta la persona responsable de la agresión. Al parecer no aprendieron la lección de la ultima vez que se convino a la magia con la tecnología.
Después de un largo tramo llegó por fin a la academia, una vez registro su entrada con la tarjeta que tenía su nombre y pasó por la ley line se dirigió con prisa a la habitación del equipo rojo, ya pasaban de las diez de la noche, por esto los pasillos se encontraban desolados, y agradecía eso. Al estar más cerca visualizó a la profesora de cabellos rojizos.
--Profesora, ¿Qué sucedió? ¿Akko está bien? ¿Dónde está ella ahora? ¿Quién lo hizo? --Trató de mantener la calma, pero no pudo evitar hacer miles de preguntas, poniendo nerviosa a la mayor.
Lo primero que Chariot hizo al verla fue dar un pequeño saltó por el mal aspecto de la menor, se preocupó al verla así de maltratada, ¿Será que el agresor también se topo con ella? Sí, horas antes, pero ella aun no lo sabía.
--Por las nueve, Diana, ¿Te encuentras bien? --Comenzó a revisar de pies a cabeza a Diana, y esta hacía muecas de dolor cada que la maestra tocaba alguna de sus extremidades, alertando más a su profesora cuando tocó la zona de sus costillas.
--Diana, estoy segura de que tienes más de una costilla rota --La maestra saco su varita dispuesta a curarla, pero fue detenida por Diana.
--Mi prioridad ahora es Akko, maestra --Hablo con ojos suplicantes.
Chariot suspiro ante la terquedad de Diana, pero aun así la dejo pasar a la habitación del equipo rojo, donde se encontraba Akko recostada en la cama de Sucy, la mencionada y Lotte cuidándola en silencio.
--Hola, Diana --Saludó Lotte cabizbaja, Sucy asintió como saludo y Diana hizo lo mismo para saludar a las dos.
La rubia miró a Akko, ella tenía el ceño fruncido a pesar de estar inconsciente, parecía tener un mal sueño. Las ganas de llorar no tardaron en molestar a la rubia, la castaña se encontraba destrozada, su cuerpo estaba envuelto por destellos verdes, quizá algún hechizo de sanación para que se sintiera mejor al despertar.
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Si caes, te levantaré...
Hayran KurguCuando Akko se enamoró de su mejor amiga creyó imposible ser correspondida, lo que jamás imaginó fue que Diana se encontraba en la misma posición, al igual que ella pensaba que no podría obtener el amor de Atsuko. A pesar de las dificultades y los d...