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Sunoo le había pedido que esperara apoyado en uno de los árboles que se encontraban tras la casa de los Kim, en el jardín. Llevaba más de diez minutos en silencio, solo, ansioso por descubrir el primer deseo de Sunoo. Eran las cuatro de la tarde, y Heeseung no cesaba de mirar su reloj y advertir lo rápido que pasaba el tiempo.        

Estaba concentrado en los perfectos movimientos de las agujas del reloj cuando de pronto algo voló a lo lejos, terminó chocando contra el tronco del árbol donde estaba apoyado y una lluvia suave pareció caer sobre su cabeza, mojándole el pelo. Acababan de atacarle lanzándole un globo de agua.

Heeseung se contuvo para no gritar. Sunoo apareció portando en la mano un cubo repleto de globos que se balanceaban de un lado a otro al compás de sus pasos. Aquello sí era una venganza, y una prueba en toda regla para Heeseung.

—¿Qué haces?

—¡Una guerra de agua!

—No, no puedes hacer eso. —Heeseung intentó esconderse tras un árbol—. Eso no es un deseo, es un plan maquiavélico y despiadado. Muy propio de ti, por cierto.

—Vamos, Heeseung, ¡no pasa nada, solo es agua! Me apetecía hacer algo divertido contigo.

—¿Intentas decirme que habitualmente soy aburrido? —preguntó él.

—No es eso. —Sunoo rió—. Solo quiero que te olvides de que te vas a mojar tu preciosa ropa y te vas a despeinar... y disfrutes el momento.

Aprovechó el silencio de Heeseung para lanzarle otro globo, aunque falló el tiro.

—Está bien. —Él suspiró y salió de su escondite a campo abierto—. Pero si esto es la guerra, que sea en igualdad de condiciones. Dame globos —exigió tendiéndole una mano.

Heeseung nunca había participado en una guerra de agua, pero tras superar el susto inicial, cuando los primeros globos chocaron contra él, admitió que realmente era una actividad divertida. Dejó de importarle el frío, el hecho de estar completamente empapado... y se dedicó a correr tras el menor entre risas.

Cuando gastaron todos los globos que Sunoo había llevado, el menor se tumbó en el suelo y Heeseung lo miró.

—Ha sido una buena idea lo de los globos de agua. —Le dirigió una mirada traviesa—. Se te transparenta la camiseta, y eso me gusta.

—¡Heeseung! —gritó Sunoo con fingida indignación; no obstante, dejó caer los brazos cruzados sobre el pecho.

Él se tumbó a su lado, sobre el césped del jardín de la familia Kim y lentamente le tomó de la mano, entrelazando sus dedos con los de Sunoo. Se quedaron en silencio, con la vista fija en un cielo azul completamente despejado.

—Últimamente he estado pensando y he llegado a una conclusión —dijo Heeseung.

—¿A qué te refieres?

—Tras analizar estos últimos días aquí me he dado cuenta de que no solo me gustas tú, sino que tu familia tampoco está tan mal. —Suspiró, como si pronunciar aquellas palabras fuese sumamente complicado—. Tus padres siempre están en casa, con ustedes, y Sunghoon... Bueno, Sunghoon es simplemente Sunghoon.

—¿Acaso tus padres no están nunca en casa?

—No demasiado, tienen cosas que hacer a todas horas —meditó—; y además viajan mucho, puesto que son importantes, no como los tuyos —puntualizó, con lo que arruinaba todo lo anteriormente dicho.

—¡Mis padres también son importantes! Lo son para mí, que es lo que finalmente cuenta.

—Lo que tú digas.

𝗯𝗮𝘁 𝗸𝗶𝘀𝘀𝗲𝘀 ▪︎ 𝙝𝙚𝙚𝙨𝙪𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora