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Antes de continuar: he decidido editar todos los antiguos capítulos desde cero, lamentablemente eso significa que muchos comentarios van a eliminarse y los votos se irán a ceros, pero es necesario. Me gusta este proyecto y leer al yo de hace un par de años es francamente, doloroso. No habrá muchos cambios además de la forma de narrar y algunos eventos menores. Si estas dispuesto a volver a leer mi historia, bienvenido.

En una solitaria y fría tierra del norte, existe una leyenda que persiste a la edad y el tiempo

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En una solitaria y fría tierra del norte, existe una leyenda que persiste a la edad y el tiempo. Se le ha titulado "El Rey de la Flor Marchita".

Cuenta que, en un antiguo país nevado, existió un reino próspero donde habitaba un viejo rey, tan amable y humano como sus propios súbditos. El hombre había subido al trono sin una mujer ni un heredero a su lado, solitario y ajeno al amor, dedicó sus largos años de vida a complacer y dedicarse a su amado pueblo. El oro que ganaba lo regalaba a los más pobres y comía humildemente para no gastar en exceso. Era tan bondadoso que sus pocos sirvientes vivían en las comodidades más impensables para cualquier otro humano.

Vivían del comercio exterior y la pesca, pues la nieve y el frío no les permitía sembrar y tener ganado. A pesar de las penurias que pasaban, vivían en paz, felices y agradecidos con la persona que reinaba.

Un día, cuando la nieve podía fácilmente cubrir la mitad de cualquier cuerpo fornido y alto, los guardias de la corona encontraron a una mujer de cabellos cafeinados y piel de porcelana hundida e inconsciente. Sus labios estaban azules y las puntas de sus dedos ya eran tan fríos como el hielo mismo. Vestía con ropas poco abrigadas y sus pies estaban sangrantes y abiertos, probablemente había caminado hasta desmayarse. Aunque no conocían su procedencia la llevaron ante el rey, quien rápidamente dedujo que no estaba acostumbrada al frío del norte. Ordenó que la tratasen con sumo cuidado y la protegieran del frío abrasador.

Reunió a los mejores médicos de su reino y les pidió que la salvaran, cuando despertase, ella sería bienvenida en el reino si no quería volver a su hogar natal.

El hombre pasó noches enteras despierto, en vela por la seguridad de aquella ajena mujer, quien poco a poco recobraba su cálido color de piel y el color en sus mejillas. Cada día, se encargó de sonreír aún cuando ella no podía hacerlo y cada noche podía sentir como en el centro de su pecho, brotaba un cálido amor por su incomparable belleza.

La noticia de la boda entre el rey y una misteriosa mujer se esparció como pólvora en el campo de batalla, todos en el reino querían saber quién había conquistado el frío corazón del monarca. Los pueblerinos prepararon sus más finos trajes, los regalos más costosos y se encargaron de celebrar prematuramente aquella alegre noticia. Sin que nadie lo notase, el primer día de aquel año lleno de buenas noticias y festejos, un pequeño tallo creció contra todo pronóstico, sobresalió de la abundante capa de nieve y floreció una bella rosa carmín.

Hanahaki Disease .•S O L A N G E L O •.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora