Hanahaki Disease .•S O L A N G E L O •.

V

Las lágrimas se acumulan al rededor de sus párpados y un sentimiento indescriptiblemente amargo lo ahoga. No suele llorar en público, pero sus emociones son tan abrumadoras en ese mismo momento que no puede evitar tener las emociones a flor de piel.

Haber tenido la noticia por parte de Allen había sido cruel, y escucharla desde el propio Quirón destroza algo en su corazón que se siente irreparable. Un fragmento que lo lastima y se entierra en lo profundo. Saber que, incluso antes de confesarse, es rechazado.

Le toma un momento procesar la noticia; en cuclillas, rodeado pero completamente solo en el sentimiento (o eso se obliga a creer) antes de que su amigo irrumpa el silencio apabullante y ante la frase, su corazón palpita adolorido.

─ Entonces... ¿Will de verdad podría morir por esto? ─suena ligeramente incrédulo y, camuflado por su usual monotonía, Nico esconde un pequeño miedo incapaz de ser detectado.

Quirón aparentemente sorprendido porque tal información sea conocida, titubea un poco antes de carraspear y continuar─ Sí Nico, pero no creo que esa deba ser la forma más... Correcta, de iniciar esta conversación. Como dije, esta enfermedad fue algo terriblemente difícil de controlar y es altamente letal, sin embargo hubo un momento en la historia donde lograron encontrar una cura.

Ante la mención de aquella misteriosa 'cura' los tres jóvenes rostros se iluminaron, viendo una pequeña esperanza dentro de la tormenta, como una calma inusualmente gratificante que, aunque no era esperada, los hizo volver al raciocinio.

─ Sé que están impacientes por escuchar cómo se cura, pero primero, Will. Deberíamos hablar de todos tus síntomas actuales y... A futuro. ─una pequeña brisa fría arremete en la cabaña, el clima sigue tormentoso fuera, extrañando a los campistas que, ajenos a la discusión venidera de la Casa Grande, juraban minutos antes era un día soleado y cálido─. Esta enfermedad de las flores es crónicamente mortal, tiene un avance lento pero, entre más tiempo pase, más dolorosa y molesta se volverá.

Will escucha casi sin prestar atención, como si se hubiera vuelto un fantasma, sólo oyendo las palabras sin realmente escucharlas. Sin pensarlo se ha sentado en el sillón que momentos antes había ignorado, temiendo perder el equilibrio si la noticia que se avecina es demasiado fuerte para su ya precaria sanidad mental.

─ Tu situación es realmente especial, puesto que el hanahaki no es realmente una enfermedad humana y la... Diosa que lo creó no pudo morir por él por más que lo deseó.

─ Estamos... ─Will interrumpe el diálogo con una voz titubeante─. Estamos hablando de Deméter, ¿cierto? ¿Ella fue quien creó la enfermedad?

Quirón asiente, en el fondo, se apena porque Solace sea demasiado perspicaz. Nota, por el rabillo de sus viejos ojos, a la joven de Deméter estremecerse en su sitio aún escondida al lado de la puerta─ Sí. Hablamos de Deméter. En un inicio, ella creó la enfermedad para hacer sufrir a todos aquellos que jugaban con el corazón de las personas, sin embargo, me temo que hubo una razón de la cual desconozco para que la enfermedad diera una vuelta total. Ahora suele atacar a aquellos que se enamoraron sin ser amados a cambio.

» Como me confirmaste, todo comienza con una tos y dolor en la garganta que no se va por más medicamentos que se usen. En éste momento las... Flores... Comienzan a nacer entre los pulmones y no son apenas más que hierbajos y capullos débiles que sueltan pétalos. Intentaré buscar más información después de esto, pero sé con toda seguridad que lo que estas vomitando no es ficticio ni una alucinación.

Will deja de escuchar la información y su semblante se funde poco a poco en una triste incredulidad, incapaz de razonar que tiene, por increíble que parezca, flores dentro de los pulmones. De pronto, se vuelve más consiente de la pequeña obstrucción que tiene al respirar y el dolor antes imperceptible al inhalar el aire con fuerza, como si hubiera un pequeño vidrio incrustado en su pecho. Sus exhalaciones se vuelven erráticas mientras más tiempo pasa y por su cabeza no puede más que cruzar el sentimiento de las "flores" rozando su frágil músculo.