Recordar la preparatoria me revuelve el estomago. Hace que se me forme un hueco enorme en el estomago que no desaparece fácilmente pero que es más soportable que el nudo que se me forma en la garganta que trata de contener lo que sea que me provoque ese sentimiento.
¿Lagrimas? ¿Un grito ahogado?
No lo sé porque aun no tengo el coraje suficiente para dejar que salga de mi, que pase de mi boca o de mis labios que suelo apretar con fuerza para no soltar ni siquiera un suspiro. A medida que recuerdo lo que fue la preparatoria desde el comienzo, me pongo a analizar todas aquellas señales que probablemente el destino planteó frente a mis ojos para alertarme de algo que en el momento desconocía que sin embargo ignoré. Normalmente me mantengo a la expectativa, a la espera de algo que no muchas veces sucede, pero cuando no es así, los resultados son fatales...
Como aquel día, el día en que un castaño de marcas rojas apareció en mi vida por primera vez.
SHIKAMARU NARA.
Corrí por el pasillo mientras de vez en cuando volteaba a ver hacia atrás para comprobar que sí, efectivamente, aun seguían persiguiéndome.
Por alguna razón que desconozco (o tal vez prefiero ignorar), desde que puse un pie en esa escuela no le agradé a muchas personas, pero específicamente a un grupo de sujetos con pinta de imbéciles que a juzgar por sus uniformes, eran compañeros un grado más avanzado que yo. Todo esto me resultaba un verdadero fastidio si me lo preguntan y un falta de respeto total el hacerme correr a tan temprana hora de la mañana, pero por casualidad el día de hoy no tenía ganas de que me patearan el trasero.
Eché un ultimo vistazo al momento en que cruzaba una pesada puerta de cristal que al parecer conducía al patio trasero de la escuela, creyendo que al fin me libraría de esa bola de inadaptados, pero uno de ellos me recibió desde afuera tirando del estúpido cuello del estúpido uniforme que nos hacían usar en esa estúpida escuela, arrastrándome hasta el centro del patio dejándome en el piso.
Mamá realmente se va a molestar conmigo si llego con el uniforme lleno de pasto y tierra.
Que fastidio. Otra vez.
No sé de qué alcantarilla salió tanta gente pero cuando pude medianamente ponerme de pie, noté que un circulo se formaba al rededor de mi y de el grupito del tipo rubio de peinado ridículo que ya se encontraba caminando hacia mi.
Antes de que pudiera pararme para salir de ahí de una vez, una patada en el estomago me dejó en el piso de nuevo. Al levantar la mirada vi su puño aproximándose a mi cara a una velocidad que incluso en ese momento me pareció ridícula, alguien debía enseñarle a estos tipos a dar un puñetazo como dios manda. Por suerte yo no estaba de suerte para enseñarles por mi mismo .
Cuando ya estaba preparado para recibir el puñetazo más deprimente del mundo que ni siquiera me dejaría un moretón lo suficientemente escandaloso para convencer a mi padre de que me cambiara de escuela, una risa seguida de una voz áspera pero relajada se hizo presente de entre los espectadores del espectáculo del que desgraciadamente era participe.
─Mira lo ridículo de este sujeto, golpear estudiantes nuevos es en verdad patético, ¿no crees Naruto?
El rubio de peinado ridículo aun con su puño en el aire giró la cabeza a sus espaldas mirando al castaño de cabello corto y marcas rojas en las mejillas que se burlaba de él junto con un rubio de ojos azules que igual tenía marcas en las mejillas.
─¡JA! ¿Patético, dices? Inuzuka, te recuerdo que tú, aliento de perro, eres el menos indicado para llamar a alguien patético.
El chico castaño caminó hacia nosotros despreocupado con las manos en los bolsillos hasta que estuvo frente al rubio que al fin me soltó para encarar a "Inuzuka".
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Impossible [En edición].
FanfictionRecuerdo que hace años alguien me dijo que debería tomar precaución cuando se trata de amor. Lo hice. El desamor es difícil, enamorarse de la traición es peor. Confianza rota y corazones rotos. Y ahora cuando todo está hecho, no hay nada que decir t...