El fénix

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Banda sonora: Sour times. Portishead

13. Muelle del loto. Esa mañana de invierno.

La luz del día entra por las ventanas y las puertas. Aunque el papel de arroz evita que se vea el interior de la recámara personal del líder Jiang, no logra impedir que entre todo el sol en la habitación.

En el Muelle, a pesar de ser invierno, hay mucha luz y el clima es más cálido. Se oye vida en el exterior, pájaros, insectos, agua fluyendo. Es una mañana muy diferente a las de Gusu.

Lan Xichen se despierta sorprendido de la hora. Debe de ser tarde, para su rutina al menos, porque el sol se siente fuerte.

El cuerpo le duele, pero está más restablecido después de esas pocas horas de sueño. Ve al lado de la cama.

Ahí, de espaldas, con el pelo suelto y desordenado está Jiang Wanyin. Nota las viejas cicatrices de látigos y heridas en su torso desnudo; y las marcas que le hizo en la madrugada. Las sábanas tapan mal sus piernas, que salen desordenadas por los extremos.

El cabello le cubre la cara, apenas puede ver la nariz que está apuntando hacia el exterior. Sin embargo, adivina que tiene el ceño fruncido y que respira pesadamente.

Se vuelve a recostar y se tapa la cara con las manos ante el recuerdo de todo lo que hicieron ayer.

Luego de llegar a Yumeng, usando un talismán transportador, volvieron a hacer el amor. Esta vez, con más calma y tranquilidad, pero siempre con la ayuda de Zidian.

Lan Xichen recuerda que pasó mucho tiempo besando a Jiang Wanyin, en especial en el rostro, siguiendo la fina línea de sus cejas, el contorno de sus ojos, la línea aguda de su mentón.

Recuerda que se entretuvo mucho detrás de sus orejas, en su cuello y en su espalda. No dejó un solo lugar sin besar ni lamer.

Hoy, está destrozado, pero recuerda que se entregaron otra vez, con mucha calma, haciendo el amor muy despacio.

Lan Xichen quería estar más tiempo dentro de Jiang Wanyin y no apresuró nada. Estaba en su interior y se movía muy suavemente, buscando cómo llegar cada vez más profundo.

Zidian iba y venía a voluntad, dándoles descargas eléctricas en puntos muy sensibles y aumentando las sensaciones de placer a través del dolor.

Recuerda que el líder Jiang levantó sus piernas, y, pecho contra pecho, Lan Xichen le penetró a conciencia. No quería perderse los gestos del Jiang y por eso, había decidido verle de frente cada vez le toque dar a él.

No recuerda cuánto tiempo estuvieron así, pero sí que la explosión que tuvieron juntos fue gradual y masiva. Ese orgasmo al mismo tiempo empezó de a poco y arrasó con todo.

Fuera, un fénix de luz subió al cielo.

Terminaron cambiando posiciones. Lan Xichen también quería volver a tener a Jiang Wanyin dentro. Se moría de ganas por sentirle más sereno. Volvieron a usar a Zidian.

Esta vez, el líder de Yumeng estuvo mucho más tranquilo. Sobre él, penetrándole despacio y con ternura. Se sentía como el agua de un lago en calma.

Lan Xichen no quería dejarle ir. Ahora, él sobre sus espaldas, permitía que el otro se lo hiciera profundamente. Subió las piernas hasta los hombros del líder Jiang y abrazándole, le pedía más. Zidian fue directo a sus pies y los amarró, impidiendo que se abriera mientras Jian Wanyin le penetraba.

Le besaba y decía su nombre, Wanyin. Se agarraba a su cuello y espalda. Gemía y sollozaba. Pensaba que se iba a morir de amor, pero cuando ambos volvieron a estallar juntos, lograron volver a la vida.

En esos momentos, que estuvieron suspendidos en el aire, Lan Xichen juró ver al fénix otra vez. Jiang Wanyin le dijo después que él también lo vio.

Esta vez, no hubo tormentas.

Anochecer y amanecer. Parte 3. Xicheng - ChengxiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora