Mi relación con mi sobrino Javier siempre fue cercana, de alguna forma sentía por él cariño, pero a la vez envidia y celos. La razón del cariño era evidente, era mi sobrino pequeño, hijo de mi primo Augusto a quien yo quería casi como a un padre. Y la razón de la envidia pues era la misma, Javier era el hijo menor de mi primo Augusto, el varón que él siempre había querido tener, de alguna forma, cuando nació Javier, mi primo dejo de tener las consideraciones que tenía conmigo.
Cuando entro a la adolescencia, Javier despertó en mi un implacable deseo que me fue difícil de controlar, de hecho, no logre hacerlo del todo. Por las noches, mientras dormía, solía meterme en su cama, le acariciaba las piernas, le bajaba el pantalón del pijama y le acariciaba el culo y en ocasiones llegaba hasta frotar mi miembro entre sus nalgas, una de esas noches incluso llegue a apoyar la punta de mi miembro en sus labios, aquella vez Javier pareció despertar y asustado salí de su habitación esperando que no me haya descubierto. En ese momento pensé que fue una suerte que no lo hiciera, algunos años después, luego de tener su boca y su culo a mi disposición pienso que hubiera sido mejor que me descubriera, de haber sido así, me lo hubiera cogido desde mucho antes
Tengo a mi sobrino en posición de perrito, completamente desnudo sobre la mesa de centro de la sala. Luego de hacerme una mamada con final feliz lo he mandado a comprar condones y el muy estúpido me ha traído la versión con espuelas, ahora tendrá que aguantar nomas. Se ha desvestido con parsimonia y obedece a regañadientes, pero sabe que no le queda más remedio, lo he encontrado besándose con otro chico de su colegio y ahora lo tengo amenazado con delatarlo con sus papas quienes de seguro lo echaran de su casa si se enteran de su afición por la pinga.
- Tío hasta cuando me vas a tener así, ya deja que me vaya por fas, en serio, ya te has pasado –
- ¿ya me he pasado? Si todavía no hemos hecho nada javito –
- Que más quieres, para que me tienes así ya tengo frío-
- Que pasa sobrino, estas tan ansioso de tenerme adentro que no puedes aguantar un rato tranquilo, ya te voy a calentar –
- Tío, en serio ya te dije que no soy gay, lo que viste no fue nada, ya déjame pues –
- Te dejare cuando me de la gana y eso no va a ser pronto, vamos a entrenar ese culito para que Fernandito tenga la cancha abierta –
- Tío, no paso nada con Fernando, ya te dije que fue algo random, por fas –
- Ya cállate, aburres con lo mismo – me acerco a su culito y lo acaricio como cuando era más peque, - aprieta el culo – le ordeno mientras deslizo mi mano por sus nalgas, Javier obedece y aprieta las nalgas poniéndolas duras,
- Que rico culito tienes bebe - mis manos recorren su trasero, se detienen en la unión de sus glúteos – cuando lo aprietas así se te ponen duritas las nalgas ¡¡¡uhmmm!!! - deslizo ambas manos por sus piernas las acaricio con deseo
- Que ricas patitas, lampiñito mi sobrino - subo por ellas y lo tomo de las caderas, avanzo hasta su cintura – estas para ganar billete con este cuerpito, o para que lo gane yo -, acaricio su abdomen, me inclino sobre él pegando mi cuerpo al suyo,
- Mira como tienes a tu tío, al palo me tienes sobrino -
Acaricio su pecho mientras froto mi miembro aún dentro del pantalón entre sus nalgas. Me detengo a jugar con sus pezones mientras acerco mi boca a su cara
– No sabes cuánto he deseado tenerte así– meto mi lengua dentro de su oreja, jugueteo con ella, la mordisqueo mi lengua recorre su cuello; tomo sus bolas con mi mano derecha,
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Relatos Eróticos
AcakUn extraño indeseado irrumpe en la vida de Roberto. Un extraño de aspecto normal, pero de intenciones lujuriosas.