Sea Of Thoughts

El sitio vacío

Todo a mi alrededor quedó negro de manera que no supe distinguir ni el principio ni el final de la sala.
De fondo, entonando una letanía funeraria, se oían violines que bailaban tristes y no pude localizar su procedencia. Frente a mí, apareció una puerta destartalada. Mi instinto me gritaba una única cosa y estaba clara: corre, corre y vete lejos pues sabes que volver a ese lugar no te traerá más que punzantes recuerdos amargos que nunca dudaron en hundirte lenta y agónicamente.
Pero no lo hice, la curiosidad se apoderó del raciocinio que me quedaba y sin detenerme a sopesarlo, apoyé mi mano sobre el gélido pomo y lo giré.
Al entrar, di con una casa de decoración desfasada y mobiliario anticuado, y sin embargo la vivienda desprendía cascadas de luz cegadora, dañina y reconfortante.
Cuando fui capaz de alzar la vsita, me encontré con una gran cantidad de personas, hablando, cocinando, riendo. La gente iba y venía alegre, hasta se vislumbraba a uno que bailaba al son de una música. Su aura que desprendían era tan embriagador que no pude reconocerla.Incitada por su júbilo, me adentré, deseando unirme a ellos. Anduve por un largo pasillo hasta dar con la única estancia en la que no parecía haber nadie, pero en cuanto puse un pie dentro de ella, todo se rompió, se esfumó y la casa quedó vacía, húmeda, podrida y abandonada.
La música cesó entonces, sentí como las luces se atenuaron y todo quedaba reducido a aquella estancia que estaba iluminada por un débil haz de luz que parecía proceder de ningún sitio. Solo había una cosa a parte de mi presencia en aquella sala y al ver el sillón gris supe que un trozo de mí se había ido. Me golpeaban los recuerdos de un mundo repentinamente extraño, y me di cuenta de cuánto lo quería, de cuanto lo extrañaba, de cuánto tiempo había pasado la última vez que lo visité, de los años que lo había ignorado y de lo que significaba para mí. El instinto no me gritaba nada, creo que murió en la oscuridad, y yo me quedé varada en ella, sin saber cómo salir, y por raro que parezca, una parte de mi tampoco se quería ir porque esa oscuridad era lo único que había conocido.