VEINTISIETE

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HEECHUL

Cuando salgo del baño, Jungsoo ya se ha puesto los pantalones y está apoyado en el alféizar de la ventana. Me acerco a él despacio, dándome el tiempo de repasarlo con la mirada. El que está lleno de chupetones hoy soy yo, pero me he vengado arañando su espalda con mis afiladas uñas. Estoy satisfecho. Bueno, todo mi cuerpo lo está.

Incluso mi corazón.

Lo abrazo por la cintura y apoyo la barbilla en su hombro. Al notarlo, lleva un brazo hacia atrás para acariciarme el pelo mojado.

—¿Ves algo?

—Nada, pero es tarde. Habrán terminado ya con el baile.

—Habríamos podido ver algo si cierto soldado tuviera autocontrol —me quejo.

Como si no me volviera loco cuando me atrapa de camino al baño porque le pone ver su semen corriendo entre mis piernas. Nunca lo va a admitir, pero yo sé que es así. Por eso lo hemos hecho tres veces hoy y no hemos podido asomarnos hasta ahora para averiguar si el plan de los otros ha salido bien.

Otra razón por la que creo que Jungsoo ha estado especialmente salvaje hoy es que tiene miedo. No conscientemente. Solo tengo la sensación de que piensa que me voy a poner celoso si Donghae y el capitán terminan la noche convirtiéndose en pareja. Y el caso es que mis sentimientos ya no funcionan como antes. Si se me revuelve el estómago al pensar en ello no es porque quiera al capitán para mí, sino porque odiaría que Donghae sufriera. Supongo que ahora es como mi hijo.

Cosas que pasan cuando sales con Park Jungsoo.

—Tampoco me has detenido —responde con un bufido.

—Es que no quería que te detuvieras.

—Entonces me parece que la culpa es de los dos.

—Si así te sientes mejor...

Me mira por encima del hombro con las cejas arqueadas, cosa que inevitablemente me revuelve el estómago. Lo único que no me gusta de estar con él es lo nervioso que me pongo cada vez que me mira fijamente. Pueden pasar meses, pero sigo ruborizándome como un idiota.

Me río también y retrocedo algunos pasos. En cuanto da media vuelta, hago amago de salir corriendo, pero mi querido soldado utiliza sus habilidades para atraparme primero y me empuja contra la pared más cercana.

—¿Quieres provocarme?

—Claro que no —digo, pero le rodeo el cuello con los brazos—. Relájate. Ya he hablado yo con él esta tarde.

—Estoy relajado. Tú eres el que quiere que lo folle por cuarta vez para no pensar en ello.

—¿Qué? ¡No es... Yo no... Cállate.

Chasqueo la lengua contra el paladar. Entonces Jungsoo se ríe y mis breves segundos de molestia quedan en el olvido. Observo su hoyuelo mientras su rostro se inclina sobre el mío y cierro los ojos cuando pega nuestras bocas. Jamás pensé que sería él quien haría que el suelo pareciera temblar bajo mis pies.

Bueno, probablemente esté temblando de verdad. La primera vez me sorprendió bastante, e incluso llegué a creer que había sido cosa de Donghae, pero Siwon dice que no, que son sus alumnos practicando no sé qué conjuro súper difícil. Tan difícil que en los pocos meses que llegamos aquí solo ha habido tres temblores. Este es el cuarto. Y si ya pensaba que los dos de esta mañana habían sido intensos, este me deja boquiabierto.

—¿Eso significa que les ha salido muy bien o muy mal? —pregunto, mirando a mi alrededor. La lámpara se sacude, la estantería rebota contra la pared, la cama se mueve. Me aferro a él con fuerza.

En busca de Talasa [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora