Capítulo I

2 1 0
                                    

Los padres de Ellen no sabían que hacer, con una palpable desesperación y frustración buscaron la ayuda del directivo escolar

- conozco un reclusorio en el norte de Texas, s bastante conocido por su efectividad, se los garantizo. Ya su hija ha estado varias veces en detendion, y no creo que esté colegio pueda seguir haciendo algo con su falta de modales, arruinaría nuestra reputación académica... Si ustedes entienden no hay nada que hacer por ella, más que expulsarla. Por eso mismo les ofrecemos esta alternativa - mencionó con voz firme el director, mirando con intriga a la pareja que entre ellos mismos parecían angustiados

- ¡pero a de ser muy caro! No pienso gastar ni un centavo más en esa muchacha malcriada - comento con gran disgusto la sr. Deghmenteri

- no importa lo costoso que sea - protesto encontrá la opinión de su esposa, esta misma lo miró con recelo, claramente molesta tras el caso omiso de su propio marido - mientras sirva de algo ante su descontrol adolescente, aceptaremos lo que sea necesario - dio por sentado la conversación el sr. deghmenteri

- en ese caso y sin más dilatación, les reservare una cita con la directora del reclusorio

Tras firmar unas hojas con los datos personales de su hija, y de aquellos dos, aunque la mujer seguía refunfuñando entre dientes no tuvo más alternativa

El rector les mostró una sonrisa coridla a la pareja, antes de salir de su oficina, la madre de Ellen luego de firma si quiera espero para dar una palabra más, estaba echa furia. Por el contrario, su padre estaba tranquilo, ya no te dura más dolores de cabeza, bueno, quizás sólo quedaba uno, y ese podría llegar a ser su vanidosa esposa

Tras su llegada a la casa, los deghmenteri no perdieron demasiado tiempo empacando las cosas de la menor. En cada maleta había cosas esenciales, su ropa, zapatos, productos de higiene, y algunas de sus cosas más personales e íntimas, como su álbum de fotografías el diario que ninguno de los dos pudo abrir, ya que etsba cerrado por un pequeño candado y aquel polvoriento peluche que utilizaba para dormir

Ellen no tardo en llegar a la casa, usualmente por estar distraída se le pasaba el autobus cada tanto, pero justo en el peor momento, presto atención, sorprendiendo a sus padres por su temprana llegada

-hey - dijo ella sin muchas ganas, avwntandk su bolso al sofá y subiendo a su habitación, miró extrañada que su habitación estaba literalmente casi vacía -¡oigan! ¿Dónde están mis cosas? - grito desde los barrotes de la escalera, con confusión y molestia, Ellen detestaba que sus padres invadieron su único espacio personal

- están en el coche de tu padre - dijo su madre desde la cocina preparando pastelillos para calmar los nervios de punta que de por sí llevaba cargando desde hace mucho

- ¿y eso porque? ¡Tuvieron que esperar a que yo llegara! Además, no quiero ir a otro estúpido viaje familiar - exclamó Ellen más exaltada de lo avitual

La mujer suspiro con pezadez, la idea de su esposo no sonaba tan mal en ese momento

- en primera, cuida tu lenguaje vulgar con nosotros, no somos esos vagos con los que estas acostumbrada a juntarte, y en segunda... Tu padre y yo hemos decidido llevarte a un reclusorio para adolecentes como tu; para que dejes de ser tan malcriada, de sobediente y soberbia

Está vez amabas se retaron con una mirada profunda y desafíante

Por más berrinches y pataleos que diese, sus padre estaban decididos, incluso si la tendrían que sacar a rastras de su hogar.
Aquel reclusorio sonaba prometedor, y era su última salvación para corregir de una vez por todas el tedioso comportamiento de su hija

Casi a rastras fue llevado por sus padres hacia el automóvil, con un poco de mal humor accedió a subir... Ya en el auto sus ñafrs empezaron a platicar sobre el reclusorio.
Ellen esta na muy enojada y, a caza palabra de sus padre, rezobgaba con muecas de burla y desprecio

El Reclusorio de los "raritos" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora