El famoso pandillero de Shibuya conocido como "el invencible Mikey" tras enterarse de las peleas clandestinas y las apuestas arregladas que se realizaban en nombre su pandilla decidió ir en persona con tal de limpiar su nombre de aquellas actividades tan ridículas encontrando algo mucho más interesante de lo esperado en aquel lugar.
Ahí yace un precioso chico con el rostro herido por una pelea, un pequeño ser que deseaba poseer, por ello se había apresurado para ir pero su amigo lo detuvo sujetándolo del saco de su uniforme — No corras Mikey, hay algo más pasando, no seas imprudente —
El subcomandante miraba hacia el lugar donde se hallaba el pequeño chico rubio notando el interés del más bajo por el mismo, sin embargo también vio entre la multitud a cuatro sujetos sospechosos, uno muy alto y tres de estatura común, todos usando unas chaquetas blancas, cubrebocas y uno con... ¿un bate? pero no tuvo tiempo de seguir analizando pues Mikey había escapado de su agarre quitándose de encima el saco del uniforme
—Hasta luego ken-chin — nadie detendría su curiosidad por el pequeño chico más su reacción fue demasiado tardía, solo logro ver como el chico que llamó su atención soltaba a Kiyomasa y uno de aquellos sujetos sospechosos que el subcomandante había visto, lo golpeaba con el bate para huir tras aquello, el más alto cargando al muchacho golpeado y los demás corriendo detrás suyo.
El comandante de la ToMan corrió con tal de alcanzar a los sospechosos pero los miembros de la ToMan presentes en la pelea le impidieron el paso en sus ansias de mostrarle respeto, causando gran molestia en él —¡¿Quien se creen para estar en mi camino?!— Los mandó a la mierda a todos exceptuando a cuatro chicos asustados y golpeados, ellos hablaban del grupo sospechoso como si los conocieran así que supuso que podrían dar información
—¡¡Ustedes!! ¡¡Vengan aquí!!—el rubio de trenza les estaba dando una lección a los organizadores de las peleas cuando escuchó a su pequeño amigo rubio gritarle a aquellos chicos y noto como estos temblaban de miedo —Así que esos son... ¡¡Mikey!! ¡¿Qué planeas?!— Interrogando a Kiyomasa logró saber que esos eran los amigos de Takemichi, incluso había conseguido el nombre de ese muchacho, todo por su comandante.
— Nada — Sonreía inocentemente mientras acorralaba al grupo de chicos y tomaba por los hombros al chico pelirrojo con un peinado divertido en su opinión —Dime quien era el rubio de lindos ojos azules que estaba siendo golpeado si no quieres morir — A pesar de esa amenaza su voz era dulce al igual que su sonrisa al describir al chico que le había llamado la atención.
Atsushi había comenzado a temblar de miedo ante la mirada fija del rubio bajito rogando a todos los dioses habidos y por haber por su vida —E..es Takemic..chi, es mi amigo y vamos juntos a la escuela— tartamudeo pidiéndole perdón mentalmente a su amigo por haber revelado su nombre edad y escuela con tanta facilidad, pero no era un suicida como para negarse a darle información al comandante de la pandilla más temida de Shibuya.
—Takemicchi eh? tiene un nombre lindo y tierno, gracias por la información— Ese lindo nombre, ya deseaba poder hablar con el rubio y tenerlo en sus manos, así entre fantasías terminó presionando con un poco de fuerza los hombros del pelirrojo que intentaba aguantarse el dolor para no decir o hacer algo que llegara a molestar al mayor, eso hasta que el más pequeño del grupo se enfado al ver la intimidación tomando el ejemplo de su amigo de la infancia tomo valor sujetando el brazo de Mikey
—Suéltalo, nosotros no hicimos nada, Takemichi sólo nos defendió, me defendió y no tienen porque buscarlo o hacerle nada— En ese preciso momento sintió que ya había firmado su testamento, sobre todo porque Yamaguchi y Makoto ya estaban rezando, vaya poca fe le tenían sus amigos pero tenían una razón para ello, la mirada asesina del líder de la ToMan.
—Dejalo en paz Mikey— La voz de Draken fue un alivio momentáneo para el grupo de chicos hasta que vieron como se paraba tras el comandante y miraba a los ojos a su amigo —No debes hablarle así al comandante de la ToMan pero tienes suerte— el pequeño chico había quedado en shock al ser cargado sobre el hombro del subcomandante de la ToMan y de igual manera sus amigos habían quedado totalmente sorprendidos por aquello, Takuya simplemente quedó en blanco.
Tal parece que su mente se había ausentado mucho tiempo pues al momento que volvió a la realidad se dio cuenta que estaba a solas con el mayor en un lugar que no reconocía del todo, especialmente con el más alto encima de él —P-porfavor n-no me lastimes, te lo ruego— Estaba al borde del llanto y del desmayo rogando a todos los dioses, a Bob esponja y a Superman que lo salvarán de la desafortunada situación en la que se hallaba, no tenía más esperanzas que rogar.
—Tranquilo no te lastimaria... Sin embargo quiero otra cosa de ti— Para sorpresa del pequeño el mayor se había acercado más a él acorralando su pequeño cuerpo contra la pared al mismo tiempo que su mano bajaba por debajo de la camisa del menor acariciando su abdomen; tan suave como había imaginado —Ya debes de hacerte una idea, pero quiero que tengas claro que nadie se debe enterar, no quiero preguntas solo deja que pase y... Te daré protección a ti y a tus amigos, no a muchos se les perdona hablarle como tú lo hiciste con el comandante ¿quedó claro?—
El mayor sonreía con cierta superioridad a sabiendas de que el chico no podía negarse, tomándolo por las mejillas observando detenidamente todo su rostro, se parecían, se parecían tanto que podría imaginar fácilmente que eran la misma persona, ese pequeño muchacho llamado Takuya tenía un parecido impresionante con Manjiro, su amor platónico no correspondido, sería un excelente sustituto, sólo no debía darle mucha atención a los detalles
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Una promesa lo cambia todo
FanfictionUna pandilla que nació simplemente por una pelea de niños y una broma que iniciara algo mucho más grande: Hanma, el capitán, la fuerza y el poder de la pandilla Kisaki, el estratega, la inteligencia y sentido común de la pandilla Takemichi, el media...