III

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Su visión comenzó a volverse borrosa debido a los golpes que había sufrido en la pelea, sin embargo logró conectar miradas con un joven rubio y bajito que parecía acercarse, sus ojos tan oscuros le brindaron una sensación de hundirse en el profundo vacío generando escalofríos en todo su cuerpo hasta que finalmente cedió al agotamiento hasta quedar inconsciente en brazos de aquel sujeto tan alto que desconocía. Hanma por su parte simplemente había soltado un suspiro al sentir como el cuerpo que cargaba perdía toda su fuerza, supuso que no soportaría demasiado desde que inició la pelea, sin embargo admiraba la forma en la cual había resistido hasta ese punto, fue bastante divertido de ver.

— Pobre pequeño — Soltó una risa mientras subía a su motocicleta con el teñido sobre sus piernas y apoyando la cabeza en su hombro para mantenerlo a salvo durante el viaje hacia el escondite de su pandilla disfrutando lo suave que era su piel magullada y lo pequeño que era en comparación,"es como Kisaki" pensó, como siempre pensando en él, como deseaba dejar a; enano ojiazul con Chifuyu e irse a jugar en secreto con su querido líder, pero lamentablemente estaba seguro que el de lentes no aceptaría eso y menos en ese momento, asi que tendria que dejar sus fantasías de lado.

Ya en su escondite los chicos soltaron un suspiro cargado de alivio por haber huido del líder de la ToMan con éxito, no eran idiotas, tenían conciencia que no había oportunidad de vencer al invencible Mikey, al menos no sin una estrategia adecuada y no la tenían en ese momento porque no esperaban que el rubio en persona se hiciera presente en aquel lugar, si bien habían sido ellos los culpables de que se conocieran las actividades de Kiyomasa no esperaban que el comandante en persona decidiera hacer presencia improvisando al escapar del mismo.

— Espero que nadie nos haya seguido — Matsuno se tiro a un sofá viejo que tenían en el lugar mientras abría una soda, había terminado agotado tras aquel subidón de adrenalina, vieron a los líderes de aquella pandilla llegar en sus motocicletas y se vieron obligados a actuar casi de forma instintiva, siendo Chifuyu quien corrió hacia ese tipo estupido noqueando de una patada en el rostro para dar tiempo a Hanma de cargar al amigo de Kisaki antes de correr nuevamente hacia sus propias motos — Y bien? ahora que hacemos con el? — estuvo cerca de chocar casi siete veces por el aturdimiento rescatar a ese chico, definitivamente esperaba que ese tipo valiera la pena

 —Por ahora curare sus heridas y esperaremos a que despierte— No esperaba menos de su héroe, verlo resistir fue genial como recordaba, no había forma de derribar al ojiazul y eso era lo que ellos necesitaban para lograr su objetivo: dominar Tokio, no se conformaría con un barrio, la ciudad debía ser suya  —Ahora hazme espacio, estoy muerto, realmente ver a Manjiro Sano es como ver al mismísimo diablo— Empujo un poco a su compañero en el sofá después de terminar de vendar a su viejo amigo, parecía una momia pero al menos ya estaba más limpio, ahora podía darse una bien merecida siesta les gustara o no.

Chifuyu se sonrojo levemente cuando el de lentes apoyó su cabeza en su hombro, se veía delicado y pequeño como siempre, a diferencia del capitán de su pandilla no podía reírse por ser más alto, en cambio apenas sobrepasaba su altura por unos cuatro centímetros pero no evitaba aprovechar aquellos cuatro centímetros siempre que tenía oportunidad.

Por su parte Hanma no evita mostrar su descontento con aquello, no le gustaba verlos tan cercanos aunque por otro lado se dio el gusto de admirar lo lindos que eran, tenían unas mejillas regordetas que quería pellizcar y se dio el gusto de hacerlo, al menos con Chifuyu —Oye! Que te sucede?!— como esperaba no reaccionó bien pero era parte de la diversión, verlo enojado y que ese suave sonrojo de vergüenza se combinará con un ceño fruncido.

—Solo porque quise— sonrió con inocencia antes de acercarse al inconsciente muchacho, no parecía nada especial en lo absoluto pero todas las vendas, las curitas, las cicatrices y los moretones le causaban curiosidad, quería ver hasta donde llegaban y por eso mismo levantó un poco su camisa curioseando debajo la ropa, llevaba curitas en los pezones, eso parecía interesante —Parece que el amiguito de Kisakisa no es tan santo— susurro para si mismo dejando la ropa donde estaba, había otras marcas que tenía por seguro que no eran de peleas, al menos no callejeras a menos que le gustara el voyeurismo.

 —Dejalo en paz, sabes que no le gustará que lo toques además, no estabas enamorado de él?— el mas alto casi perdió la calma al escucharlo volteando a verlo de golpe, agradeciendo que su Kisaki estuviese dormido, soltó un suspiro y negó con una sonrisa —Lo estoy pero... nada me impide jugar un poco mientras me ignore— rio cuando vio a Matsuno rodar los ojos y se acercó a ellos acomodándose a su lado, también merece una siesta y ni todas las quejas silenciosas del menor lograron moverlo de su cómodo asiento mientras bostezaba.

Valhala era una pandilla de temer sin lugar a dudas pero sus exponentes más importantes disfrutaban de su tiempo juntos en ese escondite tomando una siesta acurrucados como si fuesen inocentes palomas. 

Una promesa lo cambia todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora