—¿Puedes verme? —preguntó Jason — . Sé que puedes verme, no finjas.
Tim paso a través de él sin mirarlo ni por un segundo, como si no existiera alguien más en la pequeña sala. Jason estaba perplejo, estaba casi seguro que aquel joven sabia que él estaba allí o tal vez era producto de su desesperación por ser visto y escuchado por alguien.
—¡Hey, Tim! ¿Qué tal el nuevo lugar, eh? —preguntó Conner al otro lado de la linea. Tim soltó un suspiro, pensando en el joven adolescente que vio en los pasillos de su nuevo departamento.
—Supongo que bien, fue lo mejor que pude encontrar. Su precio fue muy barato para empezar, hasta puedo decir que fue sospechoso.
Conner soltó una carcajada al otro lado de la linea, haciendo que Tim apartara un poco el celular. —Oh, vamos amigo, ¿No me digas que crees que alguien murió en ese departamento?
Drake guardo silencio por unos minutos, estaba seguro que vio a alguien allí. Podía jurar que era un adolescente entre 15 y 16 años, pero no estaba seguro. Tim apretó ligeramente el puño de su mano.
—¿Puedes verme? Sé que puedes verme, no finjas.
—Ese chico sonaba desesperado —pensó Drake.
—¿Tim, sigues allí?—la voz de Conner lo saco de su trance, atendiendo nuevamente el llamado.
—Sí, lo siento, me distraje. Cosas de la Universidad, ya sabes.
Ambos amigos se despidieron y lo días transcurrieron con normalidad, claramente Tim se mantuvo firme en seguir fingiendo que no podía ver a Jason, ignorándolo completamente. No quería involucrarse con él, no quería lidiar con toda esa mierda del más allá. No era su obligación en primer lugar, en cambio, Jason era todo lo contrario.
El adolescente siempre que podía intentaba llamar la atención del contrario, otras veces simplemente se sentaba junto a él y observaba con atención lo que éste realizaba en su portátil. Habían veces que Jason hablaba acerca de él a pesar de que no recibiría ningún tipo de respuesta.
—Y así fue como gané el maratón de ese año, fue increíble —comentó Jason — Hum... no pude seguir estudiando por culpa de las deudas de mi viejo, ese bastardo me lo arrebató todo.
Aquel comentario llamó la atención de Tim, pero éste cuido de su postura y siguió tecleando. — Si Jason no hubiera muerto, tendría unos 25-26 años actualmente. Joder, a penas tengo 20 años y esta maldición de ver muertos me seguirá hasta la muerte, ¿verdad?
Tim cerró los ojos en un intento de relajación, siempre consideró su don como una maldición desde que era un niño. Sus padres no podían entenderlo. No podían ver lo que era invisible antes sus ojos, pero para Tim era real, muy real. Cuando cumplió 16 años conoció a un hombre extraño que lucia una gabardina.
—El infierno está aquí, muchacho —comentó el hombre, Tim lo miro sin entender — ¿Puedes verlos, verdad? Esas almas que van por aquí y por allá lamentándose, no pueden moverse del lugar en donde fallecieron.
—¿Usted puede? quiero decir, ¿puede verlos?
El hombre soltó una carcajada — No sólo puedo verlos, chico. También puedo escuchar sus jodidas quejas y lamentos.
Tim guardo silencio por unos segundos y habló. — Yo...ya no quiero verlos, están en todas partes. Debajo de mi cama, en el closet y en la cocina, están en todas partes y murmuran cosas. Quieren que los ayude, pero yo sólo soy un chico...No puedo...
John encendió un cigarrillo y se dispuso a continuar la conversación. —No puedes, es algo con lo que naces y mueres. Si eres listo puedes fingir que no puedes verlos ni escucharlos, te diré algo niño. El infierno está aquí, entre nosotros. Detrás de cada pared, de cada ventana. Es el mundo detrás del mundo.
—No puedo entenderlo —respondió el adolescente.
—Lo que quiero decir es, que sin importar lo que tú hagas no podrás deshacer el don con el que naciste. Personas como nosotros sabemos como es el mundo realmente, vemos y escuchamos entidades que la gente común no puede. Nadie conoce la cara de la otra moneda.
Tim se despertó con pesadez, realmente la universidad seria la causable de su muerte prematura. Y como siempre, Jason intentaba hacer contacto con él. Drake se la estaba jugando entre seguir fingiendo hasta que terminará la Universidad o ayudar a que Jason encontrará el descanso eterno, oprimió el primer botón.
—Tim, hazme caso. Joder, desde que te mudaste a mi departamento no haces nada más que estudiar y beber café —se quejo el espíritu—. No necesito estar vivo como para saber que lo que tú ingieres en exceso no es bueno para ti.
Tim soltó un suspiro lleno de fastidio dejando la taza a medio tomar.— Jason, ¿qué te ata a este mundo?
Jason lo miro expectante, no sabia como responder la pregunta del otro joven. Su vida y sus sueños fueron arrebatados en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cómo Tim podía hacer una tan directa y difícil? —Yo... No lo sé, cuando vi mi cuerpo sin vida en esta pequeña sala, sólo quería salir de aquí—explicó con suavidad—. Estaba lleno de rabia y asustado, había muerto y no había nada que hacer. Nadie podía verme o escucharme.
La mirada de Jason estaba fija en el suelo, como si fuera lo más interesante del mundo. Tim sabía lo que estaba viendo el menor y quiso detenerlo pero éste continuó hablando— Es algo irónico, Tim—dice con burla y dolor en su voz— Estuve aquí un momento y luego me fui.
Jason desapareció dejando a Tim completamente solo, el ambiente se sentía desolador y agobiante. El joven pelinegro sólo podía fijar su mirada a la pequeña ventana del departamento, miles de pensamientos cruzaban por su cabeza. Jason fue una víctima, murió joven y aunque el joven Todd detestaba la vida que tenía en está lúgubre ciudad, él no quería morir.
Los meses pasaron y la convivencia entre ambos era más llevadera, Tim se sentía aliviado de que Jason no fuera un alma posesiva y llena de maldad a pesar de haber muerto tan joven. Por otra parte, Todd tenía la compañía de Tim con quien podía hablar y era más que suficiente.
—Detesto los días nevados.—soltó de la nada Jason
Tim desvió la mirada de la ventana posando sus ojos azules en los de Jason, los copos de nieve bajaban lentamente fuera del departamento. —¿Quieres que cierre las cortinas?
—No, está bien. Te esperaré arriba, Tim.—dicho esto Jason desapareció, dejando al pelinegro solo en el sofa. El joven de 21 años no necesitaba hacer preguntas, Jason murió en un frió día nevado.
Nadie sabe cuándo nos veremos ni cuando será nuestro último día. Nunca pensamos en el mañana ni tampoco agradecemos el estar aquí hoy.
—Mi nombre es Jason Todd, nací y crecí en uno de los vecindarios más peligrosos de Gotham City, tenía 16 años cuando fui asesinado a manos de mi padre, Willis Todd. Todo cambió en aquel día nevado, sucedió en un abrir y cerrar de ojos, estuve aquí un instante y al siguiente ya no.
![](https://img.wattpad.com/cover/292134421-288-k645489.jpg)
ESTÁS LEYENDO
One-shot
FanfictionHistorias sobre mis shipp de la Batfamily, todas son partes unicas, no hay segunda parte,