Capítulo 1

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Capítulo 1: Agorafilia.

– Me gusta.

– Vale.

– Me encanta.

– Sí.

– Lo adoro.

– Ya.

– Estoy enamorado de él.

– Ajá.

– ¡Hazme caso! – golpeó el brazo de su mejor amigo para que dejara el móvil.

– ¡Ey! ¡El móvil, idiota! – le insultó cuando el aparato estuvo a punto de caer al suelo.

– ¡Deja ese maldito chisme y escúchame, WenHan! ¡Dame algún consejo o algo, joder!

– ¿Y qué quieres que te diga? Llevo meses diciendo: "Declárate, declárate, declárate, declárate". ¿Y qué has hecho tú? Mirarlo desde la distancia como siempre.

– ¿Y cómo me declaro? – abrió sus brazos mientras caminaba por toda su habitación.

– Fácil. Ve hacia él y dile – carraspeó. – "Hola, Xiao Zhan. Soy Wang Yibo, tu compañero de clase. Vengo a decirte que, desde el inicio del curso, me gustas. Y me gustas mucho. ¿Te gustaría ser mi novio?" Ea, ¿tan difícil es?

– Sí.

– Ach. Enserio me desesperas, Yibo. Eres tú, joder. Te has caracterizado por ser un rompecorazones desde los quince años. ¿Cómo puedes ser tan pesimista ahora?

– Justamente por eso. Tengo fama de estar con las personas solo por placer y sexo. Sin embargo..., él me gusta mucho y de verdad.

– El fuckboy está enamorado – rio.

– No tiene puñetera gracia, Han – le tiró un cojín del asiento de la ventana. – No sé qué hacer. Cuando me presente delante de él, le diga lo que le diga, me va a rechazar.

– ¿Por qué crees eso? – se tiró sobre su espalda en la cama revisando la pantalla del teléfono.

– Está claro. Solo hay que observarlo. Su aspecto delicado y dulce, su sonrisa de ángel, su voz apacible aunque no hable casi nada.

– ¿Es callado? – ese dato le hizo desviar su atención al castaño.

– Mucho. Solo pronuncia palabra para contestar en clase y, el resto del tiempo, se calla. Aunque aún así sigue siendo simpático.

– Cuidado entonces – mostró una sonrisa.

– ¿Cuidado por qué? – enarcó las cejas.

– No has escuchado la expresión de: "Los calladitos son los peores".

– Ah, sí. Pero no creo en ese dicho. ¿Peor? ¿Xiao Zhan? Me juego la mano que sigue siendo virgen.

– Yo no sé si es virgen o no. Simplemente te digo que no lo infravalores. Nunca se sabe que guarda alguien en su interior.

– Zhan solo guarda nubes de azúcar y peluches de conejitos – suspiró sentándose en el marco acolchado de la ventana.

Miró hacia la calle y vio como un coche negro entraba por la puerta mecánica del barrio residencial. Este continuó hacia adelante hasta estacionarse frente a la casa vecina.

Del vehículo, salió una mujer de unos cuarenta y cinco años con pelo negro y largo; y un chico de tez blanca, con unos ojos miel que hipnotizaban y el cabello del mismo color pero corto. El joven sonreía por algo que su madre dijo, encogiéndole el corazón al espía de la otra casa.

Filia | Yizhan (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora