Explicito.

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Cabe de decir que en este primerizo de mi nueva lectura estará formada con escenas -Ya sea si lo imaginas o no- que posteriormente no son aptas para personas sin discreción sobre el tema de la sexualidad o género sexual. Gracias.

23/Abril/2013 (23:41 p.m)

Dos años antes.

-¿Quieres una cerveza? -La mesera del Bar&Grill que estaba a la vuelta de mi casa -Si es que se merece ser nombrada así- estaba ofreciéndome una cerveza, ¿tengo cara de que la necesito?
-No gracias, estoy bien. -Conteste lo más educada que suelo ser. La mesera tenía un pequeño rectángulo de ¿aluminio sólido? Con su nombre en el «Mayril» ¿dónde habrán sacado ese nombre?, ¿Acaso importa el nombre? Seré sincera, es muy guapa, tiene potencial -Se ve que la tiene- para salir adelante y no estar en este jodido local. Ojos verdes, con el rímel perfectamente puesto, pestañas postizas, un labial negro que cualquier chava, lesbiana, desearía besar. Tiene rizos, que obviamente se hizo con la plancha de rizos, cabello color negro, espero que no sea tinté. Un sostén negro con encaje guindo, con un escote de mil demonios, mientras que llevaba un delantal de zorra con una calavera en un costado del delantal, mientras que llevaba puesta unas mayas negras donde se aprecian sus piernas perfectas, ¿Acaso hace ejercicio? En pocas palabras, era una chulada de mujer.
-¿Estas segura? ¿No desea otra cosa? -Pregunto Mayril. ¿Soy yo o me esta liando? Sonreí.
-¿Qué me ofreces? -Pregunte, fingiendo confusión.
-Una piña colada, sería un regalo de la casa. -Dijo mientras se acercaba a mi del otro lado de la barra.
-En ese caso, de acuerdo. -Accedí. ¿Cómo decirle que no?
Me miro de forma excitada, cosa que me dio risa, no reí, sólo en mis adentros ¿Acaso es lesbiana? Le guste, eso me alegra. Ella se fue por la Piña Colada, en unos minutos regreso con una bandeja pequeña con una copa alta -La medida de un pene, o como quieran verle la medida- y en la orilla una sombrilla pequeña. Me miro sonriendo.
-Aquí esta, ¿desea algo más, que no sea algo del Bar? -Sonrió, con la acción de ver sus dientes derechos.
Tome mi bebida, y le di un pequeño sorbo. Claro, no espero que Mayril le haya puesto una de esas dosis que te dejan noqueada.
-Claro, ¿a que hora es tu salida? -¡Rayos! ¿Esa fui yo? Dios mío.
Sonreí cómo una idiota, bueno, imagine mi sonrisa. ¿Me drogaron?
Ella chasqueo con su boca -12:00 p.m. -Ella miro al reloj que estaba colgado en la parte superior del techo. 12:03 p.m. -Voy por mis cosas. -Dijo dándose la vuelta.

¿Acaso insinúa algo? Deje mi Piña Colada a la mitad, no terminare mi bebida, con lo poco que llevo de tomarle me siento como drogada. Así como la vez que fui al dentista a sacarme cuatro premolares a los 13 años. Con tanta anestesia, me sentí drogada y fue una sensación asombrosa. Pero ahora es un poco más fuerte. Fascinante.
Ella se fue caminando, movía las caderas mientras caminaba, me di cuenta que tenía una tanga puesta, ¿qué clase de Bar me encontré? Vi a mi alrededor muchas mujeres vestidas igual, sólo que diferentes diseños y colores en el vestuario, incluso había mujeres desnudas, o con simple tanga. Había hombres, mujeres. Incluso creo que las mujeres son lesbianas y los hombres heterosexuales. Me levanté de mi asiento, casi a tropezones, no recuerdo si vine sola o acompañada. Salí del local, caminando hacia la parte de atrás, sentía una necesidad de quedarme con Mayril, pero otra me decía que no saldría nada bien con ella.
La vi salir de la puerta de atrás, con ropa diferente. Un short de deporte, dando a conocer que tiene nalga. Con una blusa que dice "Bebe" esa marca me caga. Y unos tenis cualquiera. Tenía en mano su bolso, ella buscaba algo, entonces levantó la vista y me miro. Ella sonrió de oreja a oreja.
-Hey, ¿nos vamos? -Dijo mientras que se acercaba a mi.
-¿A dónde? -Pregunte, ya que en serio no se a dónde iríamos.
-Me sonrió picara. -A mi casa. -Pulso el botón de las llaves que llevaba en sus manos y se vio encender un Toyota del año del caldo.
-¿Para? -En serio, tenía curiosidad. ¿Tengo nueva amiga?
-¿No quieres ver a Virginia? -Frunció el ceño, haciendo puchero. Ella abrió la puerta del auto, mientras que yo hacia lo mismo. Entró.
Hice el mismo acto después de ella. Olía a cereza, el mismo que mi ex novio tenía en su Audi, que en paz descanse el cabrón.
-Así que... ¿Tienes novia? -Me pregunto Mayril mientras que encendía el auto. En la primera no encendió, en la segunda tampoco. Mayril maldecía desesperada para que encendiera su cacharro. Encendió a la quinta.
-¿Novia? -Pregunte confundida, no del todo. Sabía a lo que quería llegar. -No, no tengo.
-Estupendo. -Murmuro Mayril.

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