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¿NO ERAS EL ÁNGEL DE LA MUERTE?

Becca

Abrí los ojos y la luz me cegó. Solo recuerdo que me sedaron, no me acuerdo de mi traslado.
Sentí la mano de alguien en mi cara.

—Hola, Becca ¿Estás bien?—Will me estaba acariciando y estaba muy cerca—

Las palabras de Akael resonaron en mi cabeza. Le aparté la mano.

—Sí, no me toques—

—Lo siento, estaba preocupado—me susurró—

—No eres mi padre. No confío en ti—bramé—

—Te bajé de planta porque un loco iba a por ti y no me equivocaba, se ha cambiado a tu planta, te volveré a subir—parecía que estaba hablando para si mismo—

—No, déjame tranquila. Ya tengo bastantes problemas como para lidiar con tu rara afición a protegerme—él se volvió a acercar—

—Yo soy la persona que más se preocupa por ti, no lo olvides pequeña—

Me puso los pelos de punta. Akael tenía razón quería hacerme lo mismo a mí.

—Vete de aquí Will, me estás dando miedo—

A él se le cambió la cara y pasó de la tristeza al enfado en un segundo. Se acercó a mi muy rápido.

—Escúchame Becca—me cogió del cuello y apretó—Vas a hacer lo que yo diga porque para eso llevo meses detrás tuya impidiendo que te violen y te maten, así que deja de ser tan desagradecida—

Le empecé a dar manotazos en el brazo para que soltará. No podía respirar. Nunca lo había visto así, parecía un psicópata.

Clavé mis uñas es su mano haciendo que dejara de apretar. Comencé a toser.

—No te vuelvas a acercar a mí—dije con la voz entrecortada por la falta de aire—

Le había hecho sangre en la mano. Él se quedó en shock durante unos segundos.

—Lo siento, no sé lo que me ha...—parecía realmente triste—

—Vete de aquí—le grité—

Él se asustó y salió corriendo.

Mi corazón estaba de nuevo a mil pulsaciones por minuto. Respiré hondo y me calme como pude. No podía contárselo a ninguna enfermera, no me crearían sin ninguna prueba, si tengo suerte me habrá dejado alguna marca.

A la media hora o así vino un enfermero.

—Cielo ¿Estás bien?—

Yo asentí automáticamente. Aún seguía un poco afectada por el ataque de Will.

—Tu vecino de habitación nos aviso de que te costaba respirar—

Lo miré confundida. Cómo que vecino en masculino, no era una chica.

—¿Vecino?—pregunté incrédula—

Llamando A La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora