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Realmente era para una buena causa y la compañía lo sabía, anteriormente hubo una organización de rescate animal en Tokio que había realizado el mismo proyecto el año pasado, el cual tuvo un gran éxito, obteniendo miles de dólares. Por lo que los dueños del refugio animal, que eran fieles amigos de Matsuno, pusieron en práctica intentar conseguir su ayuda.

Ahora el rubio se encontraba frente del estudio de fotografía en el centro de Shibuya, comenzaba a pensar que el terror podía subir de a poco por su pecho hasta hacerle temblar. Nunca había hecho algo así de audaz como posar medio desnudo.

Pero ya había aceptado la noche anterior con una condición, claro está; sería una sesión intima, sólo el fotógrafo y él. En aquel estudio sólo estarían ellos, no quería interrupciones, ni mucho menos algún chismoso que infiltre información indeseada.

Tomó una bocanada de aire pensando en Peke J. Una pequeña campana adherida a la parte superior de la puerta tintineó, anunciando su llegada. Miró alrededor del estudio, creyendo encontrar a la fotógrafa esperándola, pero la mujer no se veía por ningún lado.

Después de esperar unos minutos, nadie salió de la trastienda del estudio, pensó que tal vez se hallaba ocupada preparando las cosas para la sesión, por lo que decidió en ir a quitarse su abrigo y comer algún bocadillo de los que se encontraban sobre la mesa.

Al lindo modelo le carcomían los nervios, no tenía la más mínima idea de lo que tendría que hacer o como se debería vestir, le habían informado que todo ello lo dejara en manos de la compañía fotográfica.

Dejó que sus ojos vagaran por el lugar y decidió entrar a la habitación en la que serían tomadas las fotografías. Vio un sofá de cuero y dos sillas a juego lejos del escenario, pudo ver materiales dispersos, telas en variedades y colores, mantas de seda colgadas en las paredes, dándole un fondo espectacular y erótico.

—Disculpa la demora, no lograba encontrar el trípode.—Habló detrás de él una voz tan dulce, tanto como grave.

Chifuyu volteó hacia aquella persona, que al parecer no era para nada una mujer. Quedó tan hipnotizado al ver al tipo más atractivo que alguna vez sus ojos pudieron disfrutar por ver. Alto, un musculoso, con cabello negro y mechas amarillas, una mandíbula cincelada, él tenía el tipo de ojos que podían dejarte sin habla. La sonrisa que le destelló era suficiente para hacerle derretir en ese instante.

—Lo lamento.—Dijo—No quería asustarte.

—No lo hiciste.—Sintió que su cara se sonrojaba al darse cuenta cuan lamentable sonaba, especialmente cuando era obvio que sí lo había sorprendido—Bueno, tal vez sí, un poco. No noté que habías llegado.

—Matsuno Chifuyu, ¿cierto? Imposible no conocer ese nombre. Soy Hanemiya Kazutora, tu fotógrafo esta noche.—Estiró su mano hacia él, demostrando una sonrisa en la que el modelo sintió la ternura misma.

—Encantado, Kazutora.—Le devolvió la sonrisa, sintiendo una corriente por su cuerpo en cuanto sus manos se unieron en aquel saludo "formal".

Sus miradas se unieron, parecía que Kazutora también sintió aquella sensación.

Por supuesto que ninguno fue obvio en demostrarlo.

Mas hubo algo en aquellas miradas, esas que demostraba mucho más.

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FuyXxx

Fotógrafo Ardiente ; KazuFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora