Final

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Kazutora toma las caderas ajenas, haciéndole sentir que se quedaba sin aliento, al igual que cuando lo sintió jugar en su entrada con su glande. La urgencia de tenerlo en su interior era imposible de resistir.

Cuando comenzó a penetrarle, intentó empujar hacia atrás, pero él le mantuvo en su lugar. Una vez se hallaba tan profundo como podía, se mantuvo allí, llenándolo completamente.

Kazutora se sentía tan perfecto en su interior que pensó que realmente se podría correr por el placer de aquella unión. Pero entonces hizo algo que llevó ese placer a otro nivel. Se sentó sobre sus talones, haciendo que Chifuyu se sentara en su regazo. En esa posición, empujó su miembro más profundo y el ajeno se inclinó en contra de su torso.

—¿Eso se siente bien? —Preguntó con su boca rozando su oído.

—Mmm... —Suspiró el rubio descansando la cabeza en su hombro.

El de mechas presionó sus labios en la curva de su cuello— ¿Qué hay de esto?

—Dios, ¡sí! —Kazutora les dio a sus pezones un pequeño apretón, haciéndole saltar.

—Eso es. Monta mi polla.

Chifuyu estaba disfrutando el mejor sexo con palabras sucias que nunca vivió.

Puso una mano en cada uno de sus musculosos muslos y lentamente comenzó a moverse arriba y abajo.

—Justo así. —Kazutora murmuró en su oído—Lento y suave.

El modelo obedeció, ondulando sus caderas con lentitud. Su fotógrafo se sentía tan bien en su interior que era difícil mantener un ritmo pausado.

—Mira el monitor —El mayor le susurró a su modelo favorito.

Ante la mención, volvió su atención a la pantalla. La cámara los había captado al momento en que se hacía tras en su contra, con sus labios abiertos y sus ojos entrecerrados, con una expresión de pura lujuria en su rostro.

—Eres muy fotogénico —Dijo Kazutora suavemente.

Le sonrió por sobre el hombro mientras bajaba sobre su miembro de nuevo.

—Tú también.

Un gruñido obtuvo como respuesta, murmurando algo que no pudo entender mientras se aferraba a sus caderas y le hacía inclinarse hacia delante sobre sus manos y rodillas. Apretando su agarre, él comenzó a empujar dentro y fuera con una fiereza que le dejó sin respiración.

Una vez más, alzó la cabeza hacia atrás para mirar el monitor. Detrás de él, los hombros y torso de Kazutora ondulaban y flexionaban frente a la cámara, la iluminación que había preparado para la sesión fotográfica acentuaba sus magníficamente cincelados músculos.

Kazutora continuaba penetrándolo tan profundo. Con cada embestida que daba, se sentía seguro de que se desmayaría por cuan maravilloso era. En minutos el orgasmo se apoderó llevándolo lejos. Escuchando en su oído el gemido del ajeno, corriéndose juntos.

Pasó un largo momento antes de que pudiera recuperar el aliento y, cuando finalmente pudo hacerlo, fue para jadear cuando Kazutora se deslizó fuera de su interior. No estaba seguro de cómo era posible, pero ese orgasmo había sido incluso mejor que los anteriores.

Fotógrafo Ardiente ; KazuFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora