Fotógrafo Ardiente ; KazuFuyu

04

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—Eso, perfecto. Sigue así, Chifuyu. Lo haces genial.

Chifuyu seguía sus instrucciones, inclinando ligeramente la cabeza, mordiendo sus labios, tirando su cabeza hacia atrás y, toda pose que hacía él, podrías sentir su delicadeza sexual en su mejor expresión corporal y Kazutora supo que estaba dándole todo lo que esperaba.

—Genial. —Corrió su cabeza del lente de la cámara para verlo en persona—. Quiero que muestres tu espalda, ¿te parece?

Obedeciendo, se volteó mostrando su espalda, bajó de a poco los hombros de la bata, hasta que cayeran en sus codos con suavidad.

Kazutora  creyó que su piel lucía como la más suave del universo y que sus movimientos eran los más delicados que pudo ver a través de la cámara.

—Muy bonito. —Tomó algunas fotografías más, y luego lo miró por sobre la cámara—. Está bien, intentemos algo diferente. Puedes mirar a la cámara y arrodillarte. Aún no te pediré que quites la ropa, ¿bien? Sólo muestra tus piernas, se ven bonitas y largas.

—¿Así?

—Más que perfecto.

Sacó más fotos, girando el cámara primero a un lado, y luego al otro mientras él se movía un poco de derecha a izquierda. Él bajó la cámara para destellarle una sonrisa sexy.

—Eres tan hermoso que, aunque haya sido quien tomó las fotos en persona, estoy seguro de que terminaré comprando un calendario.

Chifuyu se sonrojó ante el cumplido y alzó una mano libre para meterse el pelo detrás de la oreja de manera avergonzada.

—Mantén esa pose—Ordenó Kazutora con rapidez, tomando al cámara al instante.

Hanemiya llevaba alrededor de unas treinta fotos desde varios ángulos con él en esa pose, antes de bajar la cámara para darle otra sonrisa.

—Sabía que serías perfecto en esto.

Chifuyu sólo rió. No aguantaba más los nervios y la vergüenza que sentía por aquel chico que no dejaba de verlo penetrantemente y darle millones de cumplidos.

—Cuando veas las fotografías impresas, te darás cuenta que deberías sentirte orgulloso del cuerpo y belleza que posees. —Quitó la cámara del trípode para acercarse a él—. ¿Puedes recostarte en el sofá?

Hizo lo que le pidió, Kazutora recorrió con su mirada el comienzo de su rostro hasta el final de sus pies, estaba encantado por aquel modelo, tanto que deseaba fotografiar aquel cuerpo por toda su vida. Chifuyu estaba en la confianza absoluta, descubría su cuerpo sin pudor y sin vergüenza alguna, estaba disfrutando al máximo la manera en la que Kazutora amaba fotografiar su cuerpo.

Ellos mentirían si dijeran que no se sentían tentados, que no querían continuar aquella sesión tan candente entre ellos.

—Eleva un poco tu pierna a la altura de tus rodillas, muéstrame un poco de tus muslos.—le indicó roncamente.

El ambiente estaba tan tenso, Chifuyu cada vez tenía menos cubierto su cuerpo y Kazutora no dejaba de querer más piel. Llegando al punto de no saber si lo hacía por su gusto personal o para deleitar a la cámara realmente.

Kazutora comenzaba a acostumbrarse a esto, pedir más y más piel.

—Hum, justo así —susurró— Mantén esa pose para mí.

Chifuyu no estaba seguro sí fue la manera ronca en que dijo aquellas palabras o la provocativa pose en la que pareciera que su trasero estaba al descubierto para él, pero, mientras Kazutora se movía más cerca de él para sacar las fotos, sintió una repentina oleada de calor que se concentraba entre sus muslos. Joder, en realidad se estaba excitando.

Cayendo sobre una rodilla frente a él en el sofá, Kazutora bajó la cámara y se acercó con la mano libre para desarreglar sus cabellos, haciéndolo ver más erótico en la situación, como si el sexo estuviera reinando en su cuerpo. El contacto envió un hormigueo de electricidad a su cuerpo que nunca antes había sentido, sus miradas volvieron a conectarse por largos segundos, y el aliento ya no lo pudo contener.

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