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Afortunadamente, durante el resto de la caminata hasta la casa de Namjoon, Sophia permaneció en silencio. Jungkook había expuesto los hechos y había sido tan contundente como podía, pero si el brillo obstinado en su mirada era algo a perdurar, su manera brusca no iba a ser suficiente. Todavía no podía creer que su primera pregunta sobre su clan fuera si los dragones aceptaban a los humanos para un paseo en el aire o no. Incluso dejando de lado el hecho de que ella no sabía mucho, más bien al contrario, acerca de las costumbres de los cambia-formas dragón, ¿le preguntaría a un hombre humano que acababa de conocer si podía conseguir un paseo a cuestas? No. No lo haría. Los seres humanos se sentían con derecho y siempre se veían superiores a las “bestias dragón”.

Jungkook

De niño, había desestimado los cuentos de la crueldad humana como nada más que historias. Pero luego habían torturado y matado a mi madre y finalmente había entendido qué monstruos podían ser. Al menos Sophia le había recordado ese hecho.

Una pequeña, muy pequeña, parte de él se había preguntado si su hembra asignada sería diferente. Era bueno saber que ella no lo era. Dado que mi comportamiento no pareció asustarla, sólo tendría que pensar en otras maneras de persuadir a la hembra a que se marchara cuando su tiempo se acabara o después de darme un hijo.

Para ser honesto, yo quería un hijo.
Un pequeño macho o hembra para ayudar a comenzar una nueva familia.

Mi hermana Arabella había estado con mi madre cuando los humanos las capturaron, y hasta el día de hoy, ella no se perdona por marcharse cuando su madre le había pedido que lo hiciera.

Pero tal vez una sobrina o un sobrino finalmente podría ayudarla a sanar y seguir adelante. Por supuesto, esto llevaba al problema del principio, a la hembra detrás de mí. Para niños se requería sexo, y como no era un violador, tendría que ser creativo para desnudarla.

El sonido de los pasos a media carrera de Sophia se detuvieron. Me di vuelta, para verla boquiabierta ante la colección de casas y talleres en el área central habitable del clan. Todas las casas eran de dos pisos y sencillas de piedra o ladrillo, pero incluso si su acento no fuera muy antiguo, habría visto edificios similares en los pequeños pueblos que había pasado en su camino aquí. Pero al examinarla más de cerca, se dio cuenta de que no estaba mirando a los edificios, sino más bien a la conmoción que se ocultaba detrás de ellos. Los dragones jóvenes estaban practicando sus despegues y aterrizajes en el área segura designada.

La vista era de ocurrencia diaria para mi, pero no para la humana. Pero no me importaba. Todo lo que importaba ahora era llevarla con Nam lo más rápido posible.

Ansiaba hacer un vuelo rápido antes de la ceremonia de bienvenida y cada minuto que la hembra desperdiciaba viendo a los jóvenes dragones era un minuto menos de libertad que pasaría en los cielos.

Tristan se acercó a Melanie y exclamó:
—Deja de mirar. Tenemos una reunión con el líder del clan. — Exclame a medida que me acercaba a ella.

Su boca se había quedado abierta, pero ella la cerró de inmediato y me miró con el ceño fruncido.

—No hay nada en mi contrato sobre tener que seguir cada una de tus órdenes. —Cruzó los brazos sobre su pecho y me obligué a no mirar sus pronunciados pechos—. Simplemente pídeme de manera agradable que retome mi ritmo y ve lo que sucede.

Sí, ese resplandor determinado estaba todavía en sus ojos. Por mucho que quisiera llegar a la casa de Nam rápido, pareciera que eso no iba a suceder.

—¿Por qué no me tienes miedo? — No pude evitar preguntar. — Para la mayoría de los seres humanos, un cambia-formas dragón vociferándoles les daría un ataque.

sᴛᴏɴᴇғɪʀᴇ ᴅʀᴀɢᴏɴs || ʟɪʙʀᴏ ɪ || sᴀᴄʀɪғɪᴄᴇᴅ ᴛᴏ ᴛʜᴇ ᴅʀᴀɢᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora