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No podía hacer que Sophia se moviera lo suficientemente rápido. Quería dejarla y obtener un pequeño respiro de sus incesantes preguntas y de su olor extrañamente adictivo.

Llevarla sobre su hombro había sido un error. En el instante en que sus pechos llenos se habían presionado contra mi espalda, mi polla se había endurecido. Deslizarla por mi cuerpo sólo me había puesto más duro.

Si eso no fuera suficiente, su olor decía que estaba cerca de su época fértil del mes, y mi dragón interior me había gritado que la arroje al suelo y la folle. Incluso ahora, con Sophia a mi lado, mi dragón estaba impaciente, sin entender por qué le daría a otro macho la oportunidad de dejarla embarazada antes que él.

Podría haber crecido a finales del siglo veinte y principios del siglo veintiuno, pero mi dragón funcionaba solo por instinto.

Cazar, volar, follar, comer.
Eso es lo que mi bestia comprendía.

A pesar de que cada cambia-formas dragón aprendía desde una temprana edad cómo controlar a su dragón, pasar dos días con una hembra que era fértil y que a la vez había llamado la atención de mi dragón, sería la prueba decisiva de mi autocontrol. Por eso había intentado convencer a Namjoon en Mersae, la lengua de los cambia-formas dragón, para que alguien más le mostrara los alrededores de la tierra de Stonefire mañana.
Sin embargo, Namjoon había sido firme y me dijo que mantuviera a mi dragón bajo control. Si no podía lograr hacer eso, entonces no era digno de una hembra para dar a luz a mis hijos.

Hace una hora, habría estado feliz de dar el sacrificio humano a otra persona. Pero después de sentir el cuerpo suave de Sophia presionando
contra el mío, el pensamiento de que otro varón la tomara hizo rugir al dragón dentro de mi cabeza. Cuando Namjoon le había tomado la mano, apenas había resistido el lanzar a mi amigo al otro lado de la habitación.

Toda la situación estaba jodida. Nam era mi amigo más antiguo y líder del clan, pero a mi dragón no parecía importarle.

Quería a Sophia. Punto.

A menos que quisiera desencadenar a un dragón enojado y gruñón sobre su clan, perder el control de mi dragón solo conseguiría que me expulsen o algo peor, pasarla a otro macho, que no era una opción ahora.

Hembra. Nuestra. Tómala. Únete a ella. Ahora.

Mi dragón abrió paso en mi mente. Luché contra la bestia y apenas volvi a controlarla cuando la voz de Sophia interrumpió mis pensamientos.

—¿Vas a contarme sobre el evento de esta noche?

Mire hacia ella. El sonido de su voz calmó mi dragón. Por una vez, estaba agradecido por la distracción de sus preguntas.

—¿Qué hay que decir? La gente se reunirá, comerá, beberá y bailará.

—¿Es por eso que no te gustan las grandes reuniones? ¿Porque tienes que bailar?

—No.

Ella tiró de su codo pero no solté su agarre.

—¿Bien?

Estaban casi en su nueva residencia, y decidió que hablar mantendría la parte humana de él al frente y centrada.

—No me gustan los lugares cerrados y llenos de gente. Soy mitad dragón y prefiero la libertad de los cielos.

—Pero ¿qué pasa con los aviones? ¿O la contaminación del aire? Me imagino que volar no es tan grandioso como solía ser antes.

Mantenla hablando. Quiero oír su voz, me dijo el dragón.

sᴛᴏɴᴇғɪʀᴇ ᴅʀᴀɢᴏɴs || ʟɪʙʀᴏ ɪ || sᴀᴄʀɪғɪᴄᴇᴅ ᴛᴏ ᴛʜᴇ ᴅʀᴀɢᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora