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Jungkook había resistido el impulso de regresar a Sophia tanto tiempo como pudo. La caza y el sueño resultante habían distraído a su mitad-dragón por un poco más de medio día. Ahora el dragón estaba abrumándolo poco a poco, y sabía que era mejor rastrear a la mujer con su mitad-humana marginalmente a cargo que con su dragón en completo control.

En especial, cuando sabía muy bien que su dragón no se molestaría en tener consentimiento, de la humana o no, y Shopia no se merecía eso.

Hembra. Hogar. Ahora.

Todavía en forma de dragón, saltó en el aire y batió las alas hasta que estuvo lo bastante alto para usar las corrientes de viento para deslizarse hacia la tierra de Stonefire. Confiaba que Nam haya preparado a la mujer para lo que iba a suceder. De lo contrario, se enfrentaría a la prueba definitiva de control una vez que aterrizara de vuelta en su hogar.

Cuando se elevó al sur, aplacó a su dragón con pensamientos sobre el suave y caliente cuerpo de Sophia presionado contra el suyo. O cómo su boca se sintió como seda contra su lengua. Su dragón tarareó en apreciación y presionó a la parte humana a volar más rápido. El dragón quería ver las curvas de su mujer.

Su dragón era un bastardo persistente, pero una de las cosas buenas de tener una mitad-dragón era que le daría una increíble resistencia, permitiéndole follar a Sophia por tanto tiempo como tomara impregnarla.

Una vez que estuviera hecho, él podía regresar a su vida y no tener que enfrentar a la humana diariamente. Previniendo, por supuesto, que su dragón pueda formar un apego duradero.

Mientras mantuviera a Sophia a distancia una vez que estuviera embarazada, no sería tan duro como Neil había sido con Cait; evitaría insultar a su humana y siempre la protegería y a su hijo por nacer contra cualquier amenaza.

Pero Jungkook quería prevenir a su bestia interior de formar un apego con la humana porque el frenesí para reclamar pareja era peligroso. Entre más su dragón se sintiera apegado, menos su mitad-humana sería capaz de negar a su bestia. Su honor y deber prevendrían daños a la mujer, pero no había manera en el infierno que quisiera ser su compañero por el resto de su vida.

Su hermana todavía estaba sufriendo por el daño causado por los humanos y su codicia.

Pronto, se estaba deslizando al área de aterrizaje en Stonefire. Una vez que estuvo en terreno sólido de nuevo, su bestia interior gruñó. Su hembra estaba allí, y estaba fértil. Necesitaban encontrarla. Otros machos podrían ya estar tratando de tomarla.

Jungkook tranquilizó a su bestia con que ellos la encontrarían, pero primero, necesitaban estar en su forma humana.

Su dragón se retiró un poco, y se imaginó sus alas retirándose en su espalda, sus patas delanteras enderezándose, sus pezuñas convirtiéndose en dedos, y su estatura se contrajo de regreso a su metro ochenta y nueve de alto. El dolor de la transformación y el cambio de su cuerpo fueron tan natural para él como respirar, y dentro de unos pocos segundos, estuvo en su forma humana otra vez, desnudo como el día que había nacido.

Un macho se acercó a él y su dragón le gruñó, pero pronto se calmó. Era el único macho que podía tratar con él ahora y no terminar como un desastre sangriento en el piso. Nam era el líder del clan; incluso su dragón se doblegaba a la posición de él y un predomino ligeramente mayor.

Cuando su líder del clan lo alcanzó, la expresión de Nam era inleligible.

—¿Estás bajo control?

Su dragón iba y venía dentro de su cabeza.

Su hembra estaba esperando. ¿Por qué estaban sin moverse? ¿No podía ver el líder del clan lo mucho que necesitaban a su hembra? Ella les daría crías, lo que ayudaría al clan. Necesitaban ir. Ahora.

sᴛᴏɴᴇғɪʀᴇ ᴅʀᴀɢᴏɴs || ʟɪʙʀᴏ ɪ || sᴀᴄʀɪғɪᴄᴇᴅ ᴛᴏ ᴛʜᴇ ᴅʀᴀɢᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora