medicina.

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Trabajé ese tres de enero, en el hospital de Madrid, era de noche, mis compañeros y yo hacíamos guardia.

Nada pasaba, la sala de espera solo estaba ocupada por una anciana con fiebre y un padre con su niña la cual no podía respirar debido al asma.

Seguido de la melodía que silbaba mi compañero sonó el teléfono, y a través de el una señora gritaba desesperadamente, pedía ayuda para que atendieramos a su hijo al cual le estaba dando un infarto. Mis compañeros y yo salimos en busca de aquel chico, con la dirección que nos había dado la señora y cuando llegué donde se encontraban no pude creer lo que vi.

El chico que me sacó la foto en el árbol de navidad, se encontraba tirado en el suelo, gimoteando de dolor. Mis compañeros me gritaban mi nombre una y otra vez para que colaborará con la ayuda pero lo único que hice fue quedarme quieta, mirando y recordando el primer y último momento que nos vimos.

Hasta que por fin reaccioné y me subí en la parte de detrás con el, viendo cómo estaba tumbado en la camilla, sosteniendole la mano mientras el abría y entrecerraba los ojos.

-Todo estará bien, estamos aquí contigo-Le apreté la mano con fuerza.

Intentó sonreír, pero el dolor se lo impedía y solo hacía que su rostro expresará el dolor que estaba sintiendo.

Bajamos la camilla al hospital, corríamos con el en ella, llegando a la sala de operación, donde se quedó allí unas tres horas sin visitas.

Pasé la noche allí, atendiendo a algunas personas que venían, y recorriendo el pasillo donde estaba la señora que pidió la ayuda, le pregunté varias veces pero ella no obtuvo ninguna noticia de el. Cuando pasaron unas horas, la señora desapareció, ya no se encontraba sentada en esa silla azul en la cual esperaba al chico cuyo nombre yo no sabía, pensé que ya podía entrar a verlo así que decidí entrar en su sala y ahí estaba, sentado hablando con aquella mujer que parecía ser familiar suyo ya que se parecían.

Al entrar sonreí y saludé
-Hola ¿como te encuentras?- Intenté cerrar la puerta pero la señora me detuvo diciendo:
-Pasa, os dejo aquí un momento voy a por un poco de comida para el en la cafetería- sonrió.

-Estupendo, recuerde que no tiene que comer alimentos fuertes, bajitas de calorías- Le devolví la sonrisa.
Hizo un gesto de afirmación con la cabeza y cerró.
-Bueno, antes de nada ¿estas bien? ¿te falta de algo? -Me senté a su lado en la camilla.
-Estoy bien tranquila, y tengo todo lo que necesito- sonrió y me miró de arriba a bajo, justo como había hecho yo cuando nos conocimos. -Gracias por salvarme la vida- Me tomó la mano.
-Por dios -me reí- ¿como que gracias? te he devuelto el favor.
-Vaya, ahora que me paro a pensarlo si -soltó mi mano y la apoyo en su pecho.

-Creo que me presentaré, me llamo Evan ¿tu eres?
-Me llamo Juan- sonrió.
-Encantada Juan.
-Encantado Evan.

100 kilómetros por hora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora