Tentaciones Oscuras. [Bilogía Adicción.]

CAPÍTULO CATORCE.

Marian.

«Lunes.»

Puto día de mierda.

¿Cómo por qué y para qué existe este día?

Insisto.

«Los fines de semana deberían ser eternos.»

Mis ojos se abren poco a poco cuando mi despertador comienza a sonar como un desquiciado.

Suspiro.

Cierro mis ojos nuevamente, estiro mis brazos para quitarme un poco la pereza, pero...

Mis ojos se abren rápidamente cuando siento un cuerpo a mi lado.

«¿Qué rayos?»

Giro mi rostro y lo que mis ojos observan debería ser un delito.

GianLucca está acostado boca abajo en mi cama, su cuerpo está cubierto por una sábana hasta la cintura, el cabello negro lo tiene revuelto, el tatuaje de su brazo está a la vista y las pocas lucen del amanecer se filtran por la ventana dándole una apariencia hermosa cuando lo tocan.

«Que lástima que tenga camiseta y no pueda apreciar esa sexy espalda.»

Cállate, puta.

«Bien que te mueres por eso.»

Estaba bien sin tus zorrerías.

«Mis verdades querrás decir.»

Resoplo.

Gian se da la vuelta y suspiro cuando su perfecto rostro queda ante mis ojos, «Es tan hermoso.», su rostro se ve tan fresco y viéndolo bien se ve más jóven dormido ya que sus perfectas y pobladas cejas están suavizadas y no fruncidas como normalmente estarían, sus espesas y envidiables pestañas caen sobre sus párpados cerrados dándole una apariencia suave y tranquila, su boca rosada y comible esta a la vista y me provoca besarlo.

«Esa boca.»

La sabe usar tan bien.

«Yo diría que la lengua es su arma mortal.»

¿Ambas?

«No, su magnífica polla les gana.»

Gran y magnífica polla querrás decir.

«Exacto.»

Confieso que jamás pensé que él vendría a mi anoche, cuando lo vi sobre mi cuerpo no pude evitar sorprenderme y mi corazón se aceleró por el gesto puesto que no pensé que él me buscaría.

«No después de dejarme sola luego de estar juntos.»

Es que despertar sola en esa enorme cama después de la noche más increíble de mi vida no fue muy grato que digamos, me enojé muchísimo y me sentí usada; estaba tan frustrada, así que tomé un taxi y me fui a la casa de Mara.