El aroma de las flores inunda el lugar acompañando la fresca brisa de un día de verano. Es uno de esos días en el que las emociones están a flor de piel y en el que se espera que todo, hasta el más mínimo detalle, sea perfecto
Mientras esperamos a que todo inicie me paso el pequeño ramo de una mano a otra.
¿Por qué estoy tan nerviosa?-¡Ya deja ese pobre ramo! Lo estropearas antes de la ceremonia.- Nanaba me susurra mientras se coloca frente a mí.- Tranquila no tropezaras.- Guiña un ojo mientras aprieta un poco mi hombro y en ese mismo momento comienza la música dando inicio a la ceremonia.
Los nervios aumentan mientras todas las miradas se giran a nuestra dirección. No es solo la idea de tropezar la que me tiene en este estado sino también, ese cosquilleo que me genera tener que atravesar el pasillo y verle al final del mismo.
Mientras avanzo comienzo a buscarlo con la mirada.
Uno, dos, tres... mi mirada choca con la suya, claro probablemente ya estaba mirándome desde que entramos. Y vaya, sí que se ve realmente guapo en ese chaqué azul...
Estoy tan distraída mirándolo y tratando de adivinar qué esta pensando, que tropiezo con mi vestido. En realidad no es un gran tropiezo pero él lo nota y sonríe disimuladamente para no reír, espero que los fotógrafos no lo hayan captado en cámara o mi madre se volverá loca.
Viéndole soreirme así, me pregunto: ¿Qué se sentirá ver la misma sonrisa todos los días... por el resto de tu vida?
La música va bajando de volumen mientras avanzamos, lo que significa que estamos cerca de terminar el recorrido así que para evitar otro tropiezo bajo disimiludamente la vista a mis zapatos.
Todo debe ser perfecto.
Mientras me acerco a mi lugar puedo ver la gran sonrisa del novio.
Abel sonríe como jamás lo he visto sonreír y puedo jurar que sus ojos están por salirse de sus orbes. Y como no, Rico luce realmente hermosa en su vestido de novia tras nosotras.
Me coloco después de Nanaba quien al igual que yo es dama de honor y al momento en que el padre de Rico la entrega al novio la boda al fin empieza.
Miro a Moblit frente a mí del lado de los padrinos del novio junto a Mike. De nuevo sus ojos ya están sobre mí y parecen brillar más de lo usual.
-Dos de tres.
Fue lo que dijeron nuestras madres cuando Abel y Rico se comprometieron. De las tres parejas de amigos solo Moblit y yo faltamos en casarnos y bueno, tras varios años de noviazgo, siendo los hijos de las dos familias más importantes del Distrito y con todos los demás ya casados o comprometidos la presión aumentó considerablemente.
De hecho puedo sentir sus miradas sobre nosotros justo ahora, casi puedo escucharlas decir "serán los siguientes" sonriendo maliciosamente. Y no es que yo no quiera casarme, claro que quiero, es algo que he me ha hecho ilusión desde que era niña: encontrar a alguien con quien ser para toda la vida. Pero solo porque yo esté cien por ciento segura de que es la persona correcta para mi.
Es justamente mientras mis amigos juran amarse por la eternidad que logro entender esta sensación, no son nervios: es miedo y no es miedo a casarme, sino miedo a equivorme de persona. A Moblit lo quiero claro, digo hemos estado juntos prácticamente toda la vida, así es cómo debe ser y ese es justamente el problema. ¿Es él realmente con quien quiero compartir toda mi vida?
¿Estará bien casarme dudando así? ¿Acaso él no duda que yo no sea la indicada? Nunca se lo he preguntado, parece muy seguro al respecto, todo lo contrario a mí a quien la duda le persigue. La duda y el correo que lleva dos días en mi bandeja de entrada esperando ser respondido y que bien podría ser mi boleto de salida ante esta situación.
Miro hacia Rico y Abel, ahora se colocan las alianzas el uno al otro. ¿Ellos no dudaron? ¿Ni siquiera ahora lo hacen?
Estoy tan distrída que Nanaba me tiene que dar un codazo pues es momento de que lleve el lazo a los novios. Lo tomo de la pequeña niña que está a mi lado y avanzo al altar, Moblit ya está ahí y juntos se lo colocamos a nuestros amigos. Una vez colocado el lazo lo miro rápidamente y de nuevo me sonríe, tiene una hermosa sonrisa. Es perfecto, ¿por qué pongo tantos peros?
"Debes aprender a decir que no, ¿acaso eres idiota? Si no quieres hacerlo, simplemente no lo hagas. Tsk, nadie puede obligarte, tú debes decidir qué hacer con tu vida."
Sonrío ante lo irónico del recuerdo, si tan solo hubiese aprendido a decir que no en ese entonces quizá no habría llegado a este punto en el que siento que estoy en mi límite. Regreso a mi lugar junto a Nanaba y trato de tener mi mente en blanco, es mejor no pensar en nada.
Finalmente y después de bastante tiempo, Rico y Abel se besan dando por terminada la ceremonia. Todos en la iglesia estallan en aplausos. Al fin son marido y mujer. Se ven radiantes.
"Dos de tres", se repite en mi cabeza mientras las damas de honor y los padrinos avanzamos tras los novios rumbo a la salida de la iglesia en medio de apalusos y los flashes de las cámaras. Moblit me ofrece su brazo y yo lo entrelazo con el mío mientras nos miramos directo a los ojos. Le sonrío. Sí, definitivamente sus ojos están brillando más de lo usual. Está emocionado... nervioso.
Oh no.
-Por favor no vayas a hacerlo, por favor que no sea lo que estoy pensando.- Trato de hablar telepáticamente con él- Siempre parece que puedes leer mi mente, ¿puedes hacerlo ahora por favor?
Mientras regreso mi mirada al frente alcanzo a ver a mi madre junto a la Señora Berner, están secreteando algo y se ven emocionadas. Al lado de mi madre está papá y lo miró a los ojos tratando de adivinar qué se secretean ambas señoras, y pareciera que él si puede leer mi mente porque con una sola mirada me hace una simple pregunta: ¿estás lista?
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¡Hola! Antes que nada, muchas gracias por haber llegado hasta el final del primer capítulo.
Espero que disfruten mucho de esta historia¿Esperaban la pareja de Rico y Abel? La verdad no sé si alguien llegue a shiperalos, realmente es una pareja que se me ocurrió para la historia..
¡No se olviden de votar y compartir si les ha gustado!
¡Nos vemos en el próximo capítulo!
💜🌼
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coincidir | levihan au (en pausa)
Fanfic"Desde niña siempre tuve claro lo que debía hacer, cómo hablar, cómo vestir, cómo jugar con otros niños, cómo reír, etc. Lo tenía tan claro como tenía claro cuánto odiaba hacerlo. Por eso mi mayor anhelo era que cuando fuese adulta hiciera lo que...