cuatro | decisiones

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6:00 p.m.

El sonido de las conversaciones mezcladas con la música llega a través de la ventana de la habitación mientras ayudamos a Rico a retocar su maquillaje. Mejor dicho Nanaba ayuda a Rico mientras yo simplemente estoy aquí.

-¿Sabes?, por alguna razón esperaba que este día estuvieras más parlanchina de lo usual.- Rico me mira a través de su espejo mientras acomoda su velo. Los últimos rayos de luz que entran por su ventana se reflejan en este haciendo que literalmente brille en su impecable vestido blanco.

-Quizá solo necesita un poco de esto- Nanaba se acerca al clóset y saca una botella medio vacía de vodka y tres vasos de cristal. Mismos que usábamos en las pijamadas de la preparatoria a escondidas de los padres de Rico.

-¿Eso sigue ahí?

-Olvídalo

Ambas hablamos al mismo tiempo mientras yo me acerco a Nanaba para tomar la botella, misma que antes de poder echarle un vistazo es arrebatada por Rico.

-Oye, qué grosera.- Hago un pequeño puchero y cruzo los brazos.

-Las necesito sobrias, al menos hasta después de la entrada y los discursos. Por favor.

-Aunque quisiera ahogarme en alcohol no puedo, obviamente.- Nanaba se señala el pequeño bulto en su vientre.

-Claro perdón. Es sólo que todo debe ser perfecto hoy, y las necesito en sus cinco sentidos.

-Pues Hange aún sin el alcohol no está en sus cinco sentidos.

Ambas se giran a verme. Levanto mis hombros mientras ellas me escrudiñan con la mirada.

-Ahora que lo mencionas está así desde ayer –Rico se acerca a mí- Hange, ¿pasa algo?

Dudo si decirles o no. Son mis mejores amigas pero no estoy segura de que puedan entender la situación en la que me encuentro.

-¿Peleaste con Moblit?- Rico insiste.

-Mierda Hange qué le hiciste.- Nanaba se sienta en el taburete frente al tocador.

-¿Y por qué la culpable debo ser yo?- Me siento en el borde de la cama y suspiro fuerte. -No, no pelee con él. Es solo que creo que estoy en problemas.

-¡¿Estás embarazada?!- Rico se lleva la mano libre a la boca.

-¿Por qué sería eso un problema?- Nanaba niega viendo a Rico y luego dirige su mirada a mí. - Pero, ¿lo estás?

-Dios no. Agh. No... No lo entenderían.- Me tiro de espalda en la cama cubriendo mi rostro con mis manos.

-Explícanos.- Rico acaricia mi rodilla.

¿Qué podría perder? Ellas me conocen mejor que nadie y comprenden mi situación, o al menos un poco. Ellas podrían aconsejarme bien...

-Bien, pues resulta que ya estoy cansada de la presión de mi madre para el matrimonio con Moblit, no estoy segura de querer casarme con él y es tanta la paranoia en la que vivo que todo el tiempo imagino que en cualquier momento sacara un anillo y se propondrá y yo tendré que decir que sí. Aunado a eso solicité un trabajo en Shinganshina como docente y me lo dieron. Me lo dieron y tengo hasta el jueves para responder. Y quiero aceptarlo porque realmente quiero por una vez ser yo quien decida qué hacer con mi vida.

Quito las manos de mi rostro y me quedo mirando hacia el techo. Ninguna contesta así que vuelvo a sentarme y ambas me observan fijamente, al final es Rico quien rompe el silencio.

-Vaya que lo necesitas.- Desenrosca la botella con una mano y con la otra le pide a Nanaba un vaso y lo llena. Duda antes de dármelo y mejor me ofrece la botella. -Mejor así.-Ella bebe y yo la imito mientras Nanaba me escudriña con la mirada.

coincidir | levihan au (en pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora