Cap. I

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¡feliz aniversario no. 4!

Así decía un letrero colgado frente a una vitrina que da a la puerta de entrada.

Hoy cumplía cuatro años de Casada con Calle. Y la verdad todo es miel sobre hojuelas con ella. Tenía una relación maravillosa con esa mujer. La amo con el alma entera y nada jamás algo haria que me separara de ella.

El piso de la casa, específicamente el del pasillo desde la puerta de la entrada hasta el cuarto estaba cubierto por pétalos de rosa roja. Olía a velas aromática el ambiente y a fresas frescas. Conforme iba avanzando, me sentía más nerviosa de encontrarme con Calle. Y más al descubrir ella por sus propios ojos y manos, el conjunto de lencería que llevaba conmigo desde la mañana.

Entré a la habitación y la vi ahí, parada dándole la espada al espero de cuerpo completo. Sostenía dos copas que supuse eran de champan. Estaba con el torso semi desnudo y solo sus pechos cubiertos por un bra de lencería negro de encaje que se podía ver la piel detrás de la delgada tela. Sus pantalones color beige, algo sueltos me dejaban notar sus nalguitas redonditas y su hermoso bulto delantero.

Me esperó con los brazos abiertos a que pasara a la habitación y me encontré con la cama tendida con sabanas blancas y pétalos esparcidos por el lugar.

Ella me recibió, me dio la copa, su brazo libre me rodeo la cintura y me acercó a ella para besarme con frenesí.

- feliz aniversario, amor. -me felicitó

- igual, mi vida. Pero me ganaste con el regalo. Yo solo te di un reloj. - me oculté en su cuello.

- amor, tu sabes que el mejor regalo que puedo tener es tu cuerpo, eres tu. No necesito más. Aparte, se que eres traviesa y me vas a dar una sorpresita. - me besó la frente. Nos acabamos las copas de un solo trago. Tomó las copas y las puso y en tocador del cuarto.

- bien, ahora mi regalo. -me sonrió Daniela mientras me desnudaba.

...

Habían pasado los meses y el matrimonio cada vez estaba muy bien, a excepción cuando Daniela se ponia
de intensa y me pedia  de una forma requisitosa tener hijos. No es de ahorita el pequeño problema, porque yo lo veía así, esto era desde que Dani y yo estábamos de novios en la prepa. Yo conocía a la perfección los seños y metas de Daniela, todo estaba bien, solo una pequeña pauta... los hijos.

Daniela llegó de la oficina muy temprano, era viernes, algo habitual en ella. Como me encantaba verla en ese traje de ejecutiva y esa corbata que me hace delirar. Llegó muy emocionada diciéndome que su asistente ya tenía invitaciones hechas para su baby shower.

-mira, amor. Tendrá una niña. ¿Puedes creélo? Yo aposté a un niño. - llegó hacia mi con la invitación en la mano cual niña pequeña. - sera el próximo sábado. Así que iremos.

- me parece bien.- me acerqué a ella para saludarla con un beso. Me sostuvo de las caderas y me sentó en la encimera de la cocina. - es hermosa la invitación.

-lo se. Creo que así haremos las nuestras para cuando tengamos bebés. ¿Te parece? - ella cada que mencionaba una cosa así, yo me incomodaba. No estaba lista.

-si...- contesté no muy segura. - ¿que tal en 10 años? A mi me parece bien.

- pero entonces no será una invitación para un baby shower  sino para su cumpleaños numero diez... - no me entendió. Me bajé de la encimera y me dirigí a la estufa a apagar el horno minetras calle se quitaba el saco y la corbata.

- hablo de que en diez año y tengamos planeado tener hijos. Aun no quiero.

- pero... en diez años tendremos 37. No quiero un hijo tan grande. Yo ya lo quiero, Poché. Ya quiero ser madre. Tu me prometiste hace dos años tener un bebé... y lo estoy esperando.- me confesó. - vamos, no me hagas esto.

- no empieces, Calle. Por favor. Ahora no. Lávate las manos, vamos a comer - cambié el tema para evitar otra discusión del mismo tema.

- no, poché. Siempre es lo mismo. Nunca quieres hablar del tema. Jamás.

- ¿que quieres que te diga? ¿Lo mismo? - le alcé la voz - no quiero tener hijos... aun, ¿no entiendes?

- ya te esperé demasiado. No quiero, poché. -caminó hasta el sofá y se sentó en el. - jamás vamos a llegar a ningún acuerdo. Y me duele que sea la única meta y sueño que no compartas. ¿Sera que no te quieres embarazar? Podemos, podemos adoptar entonces si es eso...

- Calle -me senté en su regazo. - no quiero aun. Punto. - desvió su mirada de la mia y se tomó la barbilla como pensado que decirme. Se que también el tema le agota. - vamos a comer, poché. Tengo hambre. - me da una palmada en la rodilla para bajar de ella y así lo hago. No busco, no insisto más. Y comemos tranquilas.

El sábado llegó y con eso no me daba cuenta que ese dia iba a empezar a separarme de Calle poco a poco y eso seria doloroso.

Callé de la oficina pasó por mi para la tienda de bebés. Quería regalarle algo abundante de cantidad a Kim. Ella bajó primero, se lo notaba la emoción, me esperó en la puerta y entramos juntas.

Calle ya sabia en que pasillo estaba cada cosa pero me sorprendió más  la confesión de la dependienta.

- ¿ es su esposa? -me preguntó ella que estaba del otro lado del mostrador.

- emm, si, si. Es mi esposa. - le regalé una sonrisa.

- ella viene a menudo aquí. Viene a ver todo para los bebés. Desde juguetes, ropa, hasta cunas. ¿Ya están esperando?...'- la iba a interrumpir pero calle se adelantó. Ya estaba en el mostrador a un metro de mi y con ropita y varias cosas más sobre la mesa esperando a que le cobraran eso.

- que rápida - dije.

- ya tenía visualizada las cosas. - me regaló un sonrisa.

- ¿ya están esperando las dos? - volvió a preguntar la dependienta ahora a Calle. Y esta para pronto se puso seria. Muy seria.

- no. - respondió tajante. - gracias por atendernos.

Tomó las cosas y salimos de la tienda. Subió las cosas al maletero y partió rumbo al departamento de Kim.

- fuiste algo grosera. -le confesé ya dentro del coche.

- no debió de preguntar eso  ¿tu? ¿Embarazada?- se burló. Y eso hizo sentirme mal. - ella no sane nada.

- me dijo que ibas seguido a la tienda.

- tampoco te debió de decir eso.

Llegamos al departamento de Kim y parecía Calle una pequeña niña toda emocionada. El festejo estaba a punto de empezar. Localizamos a las festejada y calle le tendió el regalo. Calle parecía muy feliz de estar ahí. De hablar en la mesa de los tips de ser mamá que encontraba en internet. Era casi una experta. La tarde pasó, todo había estado de maravilla... hasta que llegó la nueva asistente de el vicepresidente que también es amiga de kim y estaba detrás de Calle.

Yo la conocía de lejos, y era mejor. Porque no quería ser un escándalo de celos ahí mismo. Me había llegado rumores de que esta tipa estaba muy, pero muy interesada en mi esposa peto ella la ignoraba totalmente. Aun así, es bueno darle una visitar a mi esposa de vez en cuando.

Al llegar la hora de abrir los regalos kim estaba muy emocionada junto con su esposo que estaba feliz con los regalos y próxima llegada de su primogénita. Calle no pudo estar tan feliz al confesar por parte de Kim y su esposo que tanto ella como yo, seriamos las madrinas de su bebé. Calle trató de contener las lagrimas de felicidad. Pero calle se tensó al escuchar bromear a kim que en cuanto nosotras ya tengamos a un hijo, ellos también serán los padrinos.

Quise que la tierra me tragara.  

¡ MI AMOR!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora