Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.
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"¿Crees en el destino?"
"No."
"¿Entonces cómo fue que nos conocimos?"
"Fue mala suerte."
"Eres un idiota… pero yo no podría haberlo dicho mejor…"
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—¡Mi reino por un tazón de ramen! Todo lo que pido es un poco de ese delicioso Manjar.
Kohaku negó con la cabeza por el absurdo ruego de su amigo.
—No tienes un reino, Chrome… no pidas imposibles. —ella rió abiertamente, ensanchando una mirada burlona en el chico.
El susodicho se detuvo abruptamente sobre la marcha y le dió una mala mirada. ¿acaso ella no sabía entrever el sarcasmo? Sin embargo no se atrevió a decirle nada, considerando lo furiosa que Kohaku se ponía cuando se le contradecía y esa manía que tenía por dejarle la cabeza con tremendos chichones por los "ligeros" golpecitos de escarmiento debido a algunos comentarios.
—Tampoco tengo mi tazón de ramen en las manos —Se quejó con una mueca—. Y es obvio que no entiendes el sarcasmo, Gorila…
Oh, se sintió tan osado al soltar semejantes palabras.
Pero nada sucedió.
Tal vez fue suerte o Kohaku estaba de muy buen humor esa mañana, Chrome no podía saberlo con exactitud y no quería tentar su suerte para averiguar cuál era el verdadero motivo.
—Dime que no estás tratando de ahogar el nerviosismo con comida, de nuevo.
Kohaku pudo notar este pequeño patrón en Chrome desde que tenían nueve años, por lo general sucedía cada vez que él tenía planes de confesar sus sentimientos a Ruri; y el nerviosismo era tal, que el chico se la pasaba consumiendo cualquier tipo de alimento antes de encontrarse con la hermana de Kohaku.
De cierta manera, Kohaku encontró esta manía un tanto tierna y en cierta medida también infantil.
Chrome resopló, dándole así a ella la respuesta esperada. No dijo más sobre el tema mientras iban a la cafetería del campus y Kohaku no presionó al respecto sabiendo lo delicado del asunto.
¡Era el décimo intento de Chrome para confesarse a Ruri! Esta vez ella realmente esperaba que las cosas salieran bien y que su amigo no lo arruinara o se acobardara a último minuto. Ruri y Chrome eran perfectos el uno para el otro.
En un acto de caballerosidad sacada de quién sabe dónde, Chrome abrió la puerta para que ella entrara primero y buscaron una de las mesas cercanas para acomodarse antes de que el lugar se llenara.
Kohaku a sus diecinueve años de edad, era una chica hermosa, además de divertida y atlética; Chrome estaba seguro que cualquier tipejo querría estar con ella, aunque sentía lástima por todos esos infortunados que no lo habían logrado. Kohaku parecía rehuir del amor y de las relaciones románticas en sí.
A saber, no conocía de algún tipo que hubiese logrado captar la atención de su amiga, ni siquiera por un corto tiempo. Era realmente… extraño.
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Ishigami Sensei
Fiksi PenggemarIshigami Senku no dejaba de mirarla en silencio. Y Kohaku sólo deseó que en ese instante el suelo se partiera en dos y se tragara a su molesto profesor de ciencias. O quizás que él combustionara espontáneamente, pero para su desgracia nada de eso su...