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Max pisó el acelerador


—¡Sal de la pista ahora! —gritó Christian en el auricular— El paquete está viniendo— El auto desaceleró cuando golpeó el césped del campo interior


—¡Hijo de puta! —gritó él golpeando el volante— Los tenía —Se sacó el casco mientras el técnico en medicina llegaba al carro


—Max ¿está bien? Necesitamos revisarlo —Era el procedimiento estándar revisar a un conductor que había estado en un accidente pero aun así lo irritaba

—Estoy bien Solo perdí el control

—No les des un mal rato Max —dijo Christian a través de los auriculares

—Seguro mamá Lo que sea Tenía esa carrera Era mía Si ese idiota no hubiera empujado su auto sobre sus límites habría ganado Ella me habría visto ganar —Golpeó su volante de nuevo antes de hablar con voz entrecortada y sonreír al técnico en medicina Después de conseguir el visto bueno se acercó a su hoyo recibiendo una palmada en la espalda de Christian

—No te preocupes por ello amigo No fue tu culpa Lo tenías

—Lo sé —Max se mantuvo en movimiento— ¿Dónde está mi esposa? —Escaneó la multitud que se movía sin sentido alrededor de su remolque

—Sobre eso —empezó Christian

—¡Max! —resonó el Señor Halkins caminando hacia él— Difícil salida Me alegra ver que estás bien

—Gracias señor ¿Ha visto a Diana? —Max casi se atragantó con el nombre No quería pensar en su mimada esposa Solo quería ver el rostro sonriente de Kiara Quería abrazarla e inhalar el aroma del sol y el aroma a flores de verano que era únicamente suyo

—Ella no está aquí —dijo Christian a sus espaldas Max sintió cómo subía su presión sanguínea Apretó los dientes Sería mejor que hubiera oído mal Ella había prometido estar en la carrera Había pensado que habían compartido algo especial algo que ella no lanzaría lejos como si no significara nada Obviamente había estado equivocado Estaba haciendo un tonto de él y estaba molesto Tendría que cancelar el trato y confesar Les diría a todos que el matrimonio era un enorme error La liberaría y entonces no importaría si ella estaba allí o no Echó una larga mirada alrededor de su equipo Simpatía y tristeza se mostraban en cada rostro de los chicos que cambiaban sus neumáticos para George Halkins él mismo Vio la puerta de su remolque abierta y supo que tenía que escapar de la publicidad La sangre latía en sus oídos

—Hubo una emergencia —dijo George Halkins

—¿Qué? ¿Sus uñas necesitaban ser pintadas? ¿O era su amigo quien se divorció hace tres años que necesitaba un hombro para llorar? No hay excusa —dijo él— Podría haberme matado y ella ni siquiera estaba aquí para apoyar o para ver si estaba con vida

—Cálmate Max —dijo la Señora Halkins tocando su brazo con un gesto tranquilizador— Ella estaba en el auto conmigo ¿Me escuchas? —Le dio un golpecito en el brazo —Él dejó de moverse e intentó concentrarse en la mujer mayor Tenía ojos amables ¿Qué estaba diciendo? Ladeó la cabeza El ruido era uno molestamente alto Todos gritando su nombre asegurándose de que estaba bien

—¿Qué? —le dijo a ella

—Diana venía conmigo a la carrera pero recibió una llamada del hospital en monaco Su padre fue admitido una hora antes de que la carrera comenzara Tenía que irse No están seguros si va a lograrlo No fue su culpa que no estuviera aquí ¿Entiendes? —Ella le dio unas palmaditas en el brazo

Crash - Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora